Si Grecia paga un interés de más del cien por cien por sus
bonos a un año no hace falta ser muy entendido para darse cuenta de que el
negocio es ruinoso y por fuerza insostenible; si además las naciones que tratan
de ayudarla son los mismos que le cobran ese interés la cuestión comienza a
enturbiarse un poco más. Si a eso añadimos que los ajustes para intentar
salvarse pasan por reducir los sueldos un cuarenta por ciento y anular
servicios esenciales nos daremos cuenta de que a Grecia le quedan dos opciones:
MORIR A PLAZOS O MORIR AL CONTADO.
Morir a plazos representa hacer caso a sus salvadores con lo que recibirían más créditos que alargaría deuda de tal manera que quedarían endeudadas las dos próximas generaciones en condiciones tan precarias que más que vivir sería subsistir y siempre pendientes de los vaivenes del Euro encima de sus cabezas.
Morir al contado sería romper con todo el sistema e iniciar su andadura en solitario que pasaría por regresar a su antigua moneda, negociar la deuda con sus acreedores a calzón bajado e intentar por todos los medios sobrevivir con suministros de mercados emergentes, dispuestos a hablar de tú a tú ante cualquier oportunidad. Si esto no funcionara sería la primera quiebra de una nación en tiempos modernos.
En el primer caso parece que todo el mundo saldría ganando, Grecia sería tutelada y casi confiscada por la Unión Europea. Los bancos, como Morgan Stanley, Moody`s o el fondo de inversión de George Soros, seguirían frotándose las manos y las naciones amigas se beneficiarían de unos intereses que compensarían con creces el tanto por ciento de “quita” que teóricamente cederían en caso de que Grecia decidiera mantenerse dentro de la Unión Europea y Europa no se vería obligada a reconocer que Grecia se metió con calzador en el sistema europeo a pesar de que sus apuntes contables eran un reflejo de las cuentas de nuestro Gran Capitán. Lo malo es que en este caso la población griega estaría condenada a vivir de forma tan precaria que lo de pertenecer a la Unión Europea seria un sarcasmo difícilmente asimilable.
Si Grecia decidiera ir por libre rompería todos los esquemas previstos, el Mercado Común ya no se vería como la única alternativa y sobre todo el resquebrajamiento sería la realidad palpable de que el sistema impuesto por las grandes potencias para tener controlada a la población de la vieja Europa alineados en un criterio único, una sola moneda y un solo mercado escaparía del control impuesto por los trust económicos omnipresentes en todo el mundo y domiciliados en paraísos fiscales desde donde nos imponen los precios de las materias primas y controlan el aire que respiramos.
En este caso la población griega no viviría mucho peor que hubiera vivido dentro de la zona euro, sus carencias no serían mucho mayores que las impuestas por el mercado común y sobre todo la conciencia de que dependerían de sí mismos harían que su esfuerzo colectivo fuera el salvavidas como nación y punta de lanza para el resto de Europa demostrando que otro sistema es todavía posible.
Pero no parece que Grecia pueda escapar de sus captores, el rescate está dispuesto y los dividendos contablemente asentados en los libros de caja de los grandes consorcios, los griegos son ahora rehenes valiosos a los que no se puede dejar escabullir por la rejilla del respiradero, el tiempo lo dirá.
GRECIA ENTRÓ CON CALZADOR PERO NO SALDRÁ NI CON FÓRCEPS
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