Cuando Rubalcaba aparece en televisión con
gestos de docente profesional o asesor a tiempo libre tengo la sensación de
observar a la persona que se inmola conscientemente por salvar la causa a la
que consagró sus mejores energías; su voz pausada, su ademán contenido, su calvicie seráfica, su gesto y
su mirada son la imagen perfecta de la persona que se sabe vencida pero que
quiere mantener hasta el último minuto la ilusión de un milagro para él y para
sus discípulos antes de que se lo trague la marea de las votaciones.
El compromiso del señor Rubalcaba con el
partido es digno de mejor causa, haberse presentado para recibir el varapalo
que supone ser líder de una candidatura
preparada para perder por goleada no debe ser plato de gusto para ningún
político cuando en el órdago se juega su propia trayectoria personal, pero ahí
lo tienen sonriente hasta el final, con
el gesto cándido, condescendiente e
impasible de quien se siente sentenciado y no espera conmutación de pena.
Yo no entiendo de muchas cosas pero de
política tampoco ni estoy afiliado a partido alguno pero me llama la atención
el comportamiento del partido que hasta hoy ha dirigido este país: me
sorprende el papel encomendado a su
ministra señora Chacón, es como si hiciera la guerra por su cuenta, como si la
situación de su partido no fuera con ella o mejor como si ella fuera su propio
partido y trabajara para ella misma y su futuro político. Verla siempre
encuadrada en escena con el decorado apropiado, salir de candilejas justo para
lucir y lucirse, ser lo suficientemente feminista para no parecerlo y lo
suficientemente catalana para que los de CIU le digan que es una traidora a
Cataluña mientras el resto de España anoten como positivo ser mujer; ser
catalana y residir en Madrid, es muy curioso seguir la trayectoria guadianesca
de esta mujer, apareciendo y desapareciendo a conveniencia, pero siempre
centrando el foco del interés sobre lo que dice, lo que hace y cómo lo hace. Sólo
le faltaba el fotomontaje de la teta fuera para dejar más patente el interés
que despierta su imagen como mujer capaz de liderar un nuevo perfil feminista en la política española. ¿Se
imaginan una aspirante más carismática para presidir un próximo gobierno?
¿Habrían podido imaginarse que siendo mujer y embarazada podía llegar a ser
ministra del ejercito? ¿Alguien hubiera apostado por ella como ministra después
de apoyar a Rubianes en lo de puta España? Pues ahí está incólume y decidida a
seguir sorteando imposibles.
La primera mujer que presidiera el
gobierno de España sería la imagen perfecta de un nuevo tiempo, una nueva
manera de hacer política y el vuelco de
los esquemas femeninos Españoles, cerraría un ciclo desastroso en lo económico
y perverso en lo social, pero tratando de encajar todas estas piezas presumo
que el papel de Rubalcaba ha sido diseñado por su partido para que al igual que
la orquesta del Titanic continúe tocando, olvidando el drama que se le avecina
con un solo objetivo: situar en el bote salvavidas a la señora Chacón y
preservarla del hundimiento colectivo.
¿TENDRÁ VÍVERES SUFICIENTES EN LA BALSA
PARA AGUANTAR CUATRO AÑOS DE TRAVESIA?
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