sábado, 30 de junio de 2012

EN LA BOTICA DE LA CALLE CONCEJO



Las formulas magistrales se elaboraban diariamente  en muchos casos a costa de horas extras para que el paciente tuviera su remedio a medida y a la hora precisa  según lo dispuesto por el galeno de turno.

Matraces, probetas, pipetas y tubos de ensayo  competían en el autoclave con  morteros,  pomadas y frascos de jarabe;  las lámparas de alcohol y de gas producido con carburo en la misma rebotica nos proporcionaba la llama suficientemente intensa para cerrar herméticamente los inyectables y una paciencia infinita nos mantenía clavados en un taburete delante de una mesa esterelizada hasta agotar el contenido del alambique de turno.

Todo esto era normal en aquella farmacia salmantina allá por el año 1956/58 una más de las situadas en los alrededores de la plaza mayor  de las que se conocían como de las de toda la vida.  En los anaqueles y perfectamente  alineados una colección de tarros  con los rótulos más llamativos dejaban  muy claro que allí se trabajaba  con productos naturales de las más variadas procedencias;  las balanzas de precisión dispuestas en vitrinas e inmaculadamente limpias daban fe casi notarial de la rigurosidad de las proporciones.

Poco a poco aquellas recetas con formulas magistrales escritas a mano  fueron menguando, las grandes multinacionales farmacéuticas extendieron su influencia en España visitando y exponiendo a médicos y enfermeras sus elaborados, la comodidad y el cargo a la seguridad social  hicieron el resto y aquellos matraces y morteros para ungüentos y pomadas terminaron por considerarse objetos decorativos y pasaron al desván de los recuerdos, al final la farmacia se convirtió en una oficina dispensadora de marcas y el paciente ajeno y confiado se limitó a tragar lo que le decían en beneficio de las grandes multinacionales que coparon el mercado alardeando además de un derroche de medios tanto publicitarios como promocionales que forzosamente repercutían siempre en el precio del producto.

Aquella dinámica ha desembocado en la situación en que nos encontramos; hemos consumido como papagayos sin querer darnos cuenta que estábamos agotando nuestras propias reservas, el no pagar nos daba la sensación de no costar cuando en realidad la caja común con la que se pagaba a la multinacional de turno era la hucha generada por los muchos años de trabajo de todos nosotros y de esa hucha se cobraron y pagamos a los grandes monopolios sus campañas publicitarias y espíritu de grandeza.

Llegado el momento de poner orden en nuestra salud y en nuestra cartera; déjenme ustedes que prefiera acudir a las fuentes naturales de la medicina antes de tener que comprar el borrego con pellica incluida y denominación de origen internacional.

LA  TOMBOLA  DEL TODO  GRATIS,  PASEN  Y  COJAN  HA TERMINADO

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Este soy yo

Hace ya muchos años que las circunstancias me hicieron dejar Salamanca por motivos profesionales, instalándome en Barcelona. Añoro mis raíces y cuando vuelvo pueden encontrarme paseando solitario a primera hora de la mañana por las calles que tanta cultura han acogido. Salamanca sigue presente en mí.
Siempre he sentido la necesidad de comunicar mis sentimientos, por si lo que a mí me parece interesante a alguien le pareciera útil.
Joaquín Hernández
Salamanca/Barcelona