jueves, 2 de agosto de 2012

CERRADO POR VACACIONES


El viejo cascarrabias no quería perro pero aquella mierda de chucho blanco y enclenque que apenas sacaba la cabeza del calcetín en que estaba metido era todo menos un animal de cuatro patas, llorón, meón y soplagaitas eran los calificativos menos despectivos con los que el viejo denominaba a aquel engendro o proyecto de fiera domesticada.

El animalucho lamedor y bullanguero desde su perspectiva a ras de suelo entendió pronto que las zapatillas de felpa correspondían al energúmeno que lo despreciaba y que cuando estas se movían era que el pié estaba dentro y estándolo el pasillo se convertiría en paso obligado para llegar al sillón del cuarto de estar.

Como en las mejores guerrillas aquel bolillo de pelo blanco disponía su emboscada y en audaz estrategia se lanzaba a cuerpo descubierto sobre las felpudas y cuadriculadas cabalgaduras al tiempo que entablaba singular combate con los defensores de su interior que una vez tras otra arrastraban el lastre de su cuerpo a lo largo del pasillo y lo que comenzó siendo un juego terminó por ser costumbre con la única variante que el asaltado alguna vez se anticipaba a la emboscada y urdiendo alguna estrategia desconcertaba al asaltante.

Este y otros momentos hicieron que aquel viejo ya no supiera andar por la casa sin que de los bajos de sus pantalones no surgiera siempre un ronroneo juguetón que lo incitara a la batalla ni podía ocultar su orgullo cuando entre otras cosas  comentaba que cuando le fue necesario guardar cama el astuto chucho se imponía así mismo una guardia permanente en su habitación rechazando todo intento de ser relevado.

Con estas y otras marrullerías viejo y perro se hicieron inseparables los días de vacaciones se acomodaban para no dejarlo solo y en momentos muy concretos alguien llegó a asegurar que aquel animalito se negaba a comer si no estaba cerca su ahora benefactor. La historia no llegó a determinar si al final no era el perro quien mandaba sobre el amo, lo cierto es que la fábula duró muchos años y hay quien asegura que aquel viejo arrogante e insensible con los animales derramó más de una lágrima mientras  susurraba frases de despedida.

Nadie le explicó que mal había hecho para que lo abandonaran, siguiendo su instinto lo esperó durante días; aguantó fríos, calores y tormentas y dicen que lo vieron con la mente ya perdida rebuscando entre las basuras mientras gritaba llamando a su compañero de juegos.

EN VACACIONES HAY REBAJAS DE DOS POR UNO 

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Este soy yo

Hace ya muchos años que las circunstancias me hicieron dejar Salamanca por motivos profesionales, instalándome en Barcelona. Añoro mis raíces y cuando vuelvo pueden encontrarme paseando solitario a primera hora de la mañana por las calles que tanta cultura han acogido. Salamanca sigue presente en mí.
Siempre he sentido la necesidad de comunicar mis sentimientos, por si lo que a mí me parece interesante a alguien le pareciera útil.
Joaquín Hernández
Salamanca/Barcelona