martes, 28 de agosto de 2012

DE BINAR LA TIERRA VENGO


 He de decir que binar la tierra no fue tarea para  melindrosos pero en mi caso póngome en ello con la mejor disponibilidad siempre que puedo pues si en letras ando cojo y en números en despojo lo compenso con la curiosidad y el deseo de conocer.

En estos días de agosto nos acercamos hasta la bien llamada Medina del Campo distante unas cuantas leguas de nuestro lugar de asentamiento pero he te aquí que la curiosidad y el buen oficio pudo con nosotros cuando aguacileando entre pasquines vinimos a ver que en el propio lugar se celebraban justas, torneos  y actos varios para rememorar la devastación de la ciudad por apoyar a los comuneros contra el Rey bastardo y allí nos encaminamos aitos de emoción y no pocas ganas de formar parte del acontecimiento.

Llegados al lugar no fue necesario andar en indagaciones ya que  banderas, pendones  y gallardetes envolvían la ciudad integrando en su casco urbano a los muchos puestos y tenderetes que cumplían con la sagrada misión de abastecer al pueblo de viandas,  adminículos de hogar y aperos de labranza sin desdeñar en el envite ni el trueque ni la letra de cambio tan arraigadas en la Medina del renacimiento, celemines, panillas y fanegas tomaron  su lugar en el mercado y algún portador de  tarja alardeo de crédito  mientras familias enteras lucían  calzas, bombachas, jubones, espeteras  y cubre cabezas sin que mediara en ello condición de edad ni estamento dejándose ver también alguna ropa talar con los símbolos propios de la dignidad representada incluido báculo,  tiara o bonete, el pueblo entero estaba en la calle o para mejor decir la calle era del pueblo. Aguaciles,  bufones, zancudos  y traga fuegos arrastraban a la chiquillería mientras cetreros experimentados cumplían su real condición haciendo alarde y destreza de su  buen oficio voleando a sus halcones y aves de presa por encima de nuestras cabezas sin que en ello hubiera vacilación de adiestramiento.

Como final de estas jornadas  reivindicativas resonó el grito comunero con El Canto de la Esperanza en la muy simbólica Plaza de Segovia, la emoción se apoderó de los allí reunidos haciendo de la lagrima el difícil ejercicio de pasar desapercibida.

Felicitar al buen pueblo de Medina por su magnífica  amplísima y popular conmemoración es de justicia, no hacerlo sería ingratitud, despreciar la tragedia celebrada nos pondría en riesgo de  volver a repetirla.

CONTRA EL PODER ECONOMICO SIEMPRE NOS QUEDARÁ NUESTRA PARTICULAR MEDINA DEL CAMPO 

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Este soy yo

Hace ya muchos años que las circunstancias me hicieron dejar Salamanca por motivos profesionales, instalándome en Barcelona. Añoro mis raíces y cuando vuelvo pueden encontrarme paseando solitario a primera hora de la mañana por las calles que tanta cultura han acogido. Salamanca sigue presente en mí.
Siempre he sentido la necesidad de comunicar mis sentimientos, por si lo que a mí me parece interesante a alguien le pareciera útil.
Joaquín Hernández
Salamanca/Barcelona