jueves, 19 de enero de 2017

HISTORIA DE UNA MULETA

Domingo quince de Enero, calle Vila Vilá - Barcelona, una anciana llora desconsoladamente porque le han robado la muleta con la que a duras penas podía mantenerse en pié. Varios vecinos organizan una rápida colecta y consiguen en la farmacia más cercana una nueva para que la anciana pueda regresar a su casa.

Quiero pensar primero en la precariedad en que debería encontrarse la primera anciana que robó esa dichosa muleta y como se habría valido hasta entonces  para aliviar las dolencias, también en la victima más directa que es la persona robada cuando es evidente el mal originado y sobre todo cuando llora desconsolada por haber perdido el apoyo que comparte con su hermana  y el único medio con que cuentan las dos para salir a la calle,  los otros protagonistas son Ernest y Mariana que organizan  la colecta para conseguir reponer el descalabro  y haciéndolo descubren que son vecinos de escalera desde hace tres años y no se conocían.

Los claro oscuros de esta historia son un  reflejo de la sociedad en que vivimos,  donde el vecino más próximo es un desconocido, la precariedad habita en nuestro barrio pero somos incapaces de reconocerla y la misma necesidad de ayuda se oculta como un estigma y solo se manifiesta ante una situación forzada o una desesperada llamada de auxilio, luego está solidaridad que fluye a golpe de efecto y emana por cada poro de nuestro cuerpo cuando la evidencia nos sale al camino o nos estalla en la cara, podemos estar adscritos a una O.N.G. por ser solidarios pero somos incapaces de preocuparnos por nuestro vecino más próximo al que apenas saludamos para no romper nuestro anonimato. 

Mientras tanto el gobierno nos “regala” el aumento del 0´25 a nuestra pensión, seguro que a la principal protagonista de esta historia no le solucionarán gran cosa los céntimos que le correspondan,  ni serán suficientes para enjugar las lagrimas que en su desgracia derramó en la tienda que el  emigrante del barrio tiene abierta en horarios interminables, y que contribuyó en gran parte en la colecta para conseguir amparar a su vecina. Pensar que hoy día más del veinticinco por ciento de la población española podrían haber protagonizado esta historia tendría que ponernos los pelos de punta, pero es más espeluznante  pensar que en muy poco tiempo la mitad de la población estaremos viviendo en esta franja de indigencia y precariedad.

 Los fundamentos de esta mal llamada democracia están agrietados, de nada vale lamentarnos por los incendios en viviendas por la llama de una vela o que  la mala combustión de un brasero o estufa de leña, ocasione  la muerte de ancianos y niños por inhalaciones de monóxido de carbono  si por otra parte impedimos conseguir otros medios más seguros rebajando las pensiones,  subiendo  el precio del calor más básico como es la bombona de butano o el recibo de la luz y dejando en manos de la sociedad civil la solución y las ayudas más acuciantes e inmediatas mediante llamamientos a la recogida de alimentos y el voluntariado social.


ECHAR MAS AGUA A LA LAMPARILLA DE ACEITE NO EMITE MAS CALOR

1 comentario:

  1. IMPRESIONANTE, PERO TAN REAL QUE SIENTO MIEDO IMPOTENCIA POR EL FUTURO DEL LOS QUE VIENEN

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Este soy yo

Hace ya muchos años que las circunstancias me hicieron dejar Salamanca por motivos profesionales, instalándome en Barcelona. Añoro mis raíces y cuando vuelvo pueden encontrarme paseando solitario a primera hora de la mañana por las calles que tanta cultura han acogido. Salamanca sigue presente en mí.
Siempre he sentido la necesidad de comunicar mis sentimientos, por si lo que a mí me parece interesante a alguien le pareciera útil.
Joaquín Hernández
Salamanca/Barcelona