Nublada
tienen la vista
y
vahído el pensamiento
son
hijos de nuestra ruina
son
abrojos de un desierto
aquel
que el viento asesina
con
sirocos vena adentro.
Van,
pregonando miseria
van,
al albur, mar adentro
van
sin saber que se van
van
a merced del mal viento
el
que enrola voluntades
en
barcos de sufrimiento.
No
hay sima que los albergue
ni
pantalán ha cubierto
contra
la peste asesina
que
enracima el sufrimiento.
Marineros
de bodega
esclavos
de un mar hambriento
que
hará volar la sentina
antes
de llegar a puerto.
J. Hernández
Los
restos de las fiestas de fin de año suelen ser botellas vacías, vasos,
plásticos, vomiteras y sobre todo desechos humanos que a duras penas pueden
mantenerse en pié, son los que yo llamo náufragos de tierra adentro. Para ellos
mi recuerdo, mi mal recuerdo diríamos mejor, pero sobre todo quiero pensar en
sus familias y toda la gente de bien a los que arrastran en su caída.
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