viernes, 2 de junio de 2017

FINAL DE CURSO

En estos días anda uno desasosegado asistiendo a los finales de cursos en los que participa durante el año,  es curioso notar como disfruta la gente de nuestra generación en estos encuentros y la ilusión con que nos entregamos a nuestras aficiones,  cursos donde oficinistas, maestros, abogados, amas de casa, o simples aprendices de todo formamos una babel heterogénea pero tan entregada a nuestros hobby que bien se diría que fuimos profesionales frustrados en otras disciplinas hasta descubrirnos como auténticos artesanos de nuestra afición.

No hay entrega de premios, no hay medallas ni tampoco diplomas, nuestro final de curso es exponer nuestros trabajos y enseñar a los demás lo que hemos hecho durante el curso, hay obras o trabajos destacados que no solo llenan de orgullo al autor material del trabajo si no que se convierten en el santo y seña del resto de compañeros de clase o taller.

La procedencia de todos nosotros podría ilustrar el mapa de España y buena parte del extranjero pero a la hora de trabajar todos somos iguales, el mismo espíritu, las mismas ganas y también los mismos problemas, medir el éxito o el fracaso no lo es tanto por el trabajo realizado, el éxito está en compartir experiencias, comunicar a los demás tus fracasos y sobre todo ser comprendido y tener a tu alrededor gente de tu igual que escucha, que comprende y se identifica con tu forma de pensar. Hablar de familia, hijos y nietos es la antesala a temas más profundos, luego están los tiempos de niñez y juventud y motivo de nuestro mejor entendimiento y fácil identificación, una niñez austera que no desgraciada, un porvenir incierto que no nos hizo más débiles, la ilusión por alcanzar metas sin más ayuda que tu intuición, la ley del esfuerzo que no la del cansancio, conseguir ser sin haber sido y todo eso en un escenario como  Cataluña que sin haber sido hostil fue nos resultó dura pero nos engulló y nos hizo suyos sin haber dejado de ser nosotros.

Tener nuestros años obliga a no ponerte metas pero sin olvidar  que no sabemos  cuántas cintas tenemos aún por cruzar,  que  nuestro futuro radica en nuestras fuerzas es un hecho pero  viendo la ilusión de mis compañeros queda claro que estamos empezando a vivir,  que tenemos aún mucho camino que recorrer y sobre todo que nuestro proceso hasta aquí solo ha sido un entrenamiento para profesionalizarnos en una carrera que alguien llama vida y para la cual son necesarios muchos años de prácticas.


         SER MAYOR SOLO ES SER EL NIÑO QUE FABRICA SUS JUGUETES

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Tiene a su disposición este espacio para sus comentarios y opiniones. Sea respetuoso con los demás

Este soy yo

Hace ya muchos años que las circunstancias me hicieron dejar Salamanca por motivos profesionales, instalándome en Barcelona. Añoro mis raíces y cuando vuelvo pueden encontrarme paseando solitario a primera hora de la mañana por las calles que tanta cultura han acogido. Salamanca sigue presente en mí.
Siempre he sentido la necesidad de comunicar mis sentimientos, por si lo que a mí me parece interesante a alguien le pareciera útil.
Joaquín Hernández
Salamanca/Barcelona