jueves, 20 de julio de 2017

AL ARBOL SECO

Cuentan que el viejo árbol
que savia llorara un día
murió de melancolía
al fijarse en un tocón.
Primero fue su lindero
el que fue su compañero
el que el hacha destrozó.
Después su vieja vecina
aquella rugosa encina
que un  mal viento cercenó.

El gran pino de resina
el olmo, de copa fina
y el sauce que se secó.
No quiso seguir viviendo
cuando vio que aquel tocón
lo arrancaron hecho astillas
a remolque de un tractor.
Pidió morir por derecho
en pie cual manda el honor
que ni dobla ni suplica
Y espera su ejecución.

                       J. Hernández

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Este soy yo

Hace ya muchos años que las circunstancias me hicieron dejar Salamanca por motivos profesionales, instalándome en Barcelona. Añoro mis raíces y cuando vuelvo pueden encontrarme paseando solitario a primera hora de la mañana por las calles que tanta cultura han acogido. Salamanca sigue presente en mí.
Siempre he sentido la necesidad de comunicar mis sentimientos, por si lo que a mí me parece interesante a alguien le pareciera útil.
Joaquín Hernández
Salamanca/Barcelona