Separar estos dos conceptos hubiera sido clave para valorar la movilización del uno de octubre, el boletín de enganche con la palabra república como bandera hubiera tenido un poder de convocatoria más atrayente, si este giro de la historia además hubiera tenido como epicentro una Cataluña que como condición quisiera ser independiente, la justificación se hubiera entendido como lógica y el rechazo hubiera sido mucho menor.
En Cataluña se ha ofertado más la condición independentista provocando con ello un rechazo visceral que aún sin demasiada convicción nuestra generación tiene metido en vena, hay palabras que aún chirrían ente los españoles, dictadura, falange, independencia, golpismo, separatismo, checa etc. y tantas otras derivadas de una guerra que no deja de sangrar, no así la palabra república que acunada en la intimidad por nuestros progenitores meció sueños y señaló horizontes.
Cataluña nunca jugó al toco mocho, siempre fue fenicia en sus negociaciones y en eso logró fama y prestigio, ahora en algunos momentos recrea el juego trilero que nunca le favoreció y siempre invita a la confusión y al rechazo,jugar a ser víctima constantemente, puede encasillar en el papel a cualquier mal actor y la novela puede llegar a ser tan mala que autor y actor pierdan en ella fama y prestigio,las puñeteras urnas (puestas como ejemplo) se hubieran conseguido sin ningún problema invitando al ciudadano a participar en su compra sin tener que distraer partidas económicas de ningún presupuesto.
Cataluña comienza a sufrir estrés, hay angustia en muchos ciudadanos, la incertidumbre genera inquietudaumentando en intensidad al aproximarnos al uno de Octubre, nadie está dispuesto a lanzar el cohete que aleje la tormenta cuando ya las campanas de aviso por el granizo comienzan a sonar con insistencia.
CUANDO LA VELETA SE ATASCA EL PUEBLO PIERDE LA ORIENTACIÓN
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