viernes, 13 de octubre de 2017

GOLPES A LA ALBARDA

Aquella bandera cuatribarrada, colgaba festiva y feliz desde lo alto del terrado enhebrando balcones hasta llegar al primer piso, el soberbio edificio de ladrillo visto de más de diez plantas emerge entre las casitas de planta baja de mí barrio, es  faro y enseña de cualquier manifestación festiva que se vive en Cataluña, sus vecinos votaban con ilusión el pasado 1- 0: pude verlos emocionados y compulsivos y tan convencidos de su triunfo que solo imaginar la decepción que les ha producido el desenlace me produce sensaciones encontradas, hoy he coincido con alguno de ellos, estamos de acuerdo en que nada tuvo que ver el referéndum, ni la contra manifestación y ni siquiera la carga policial decidió el desenlace, fue la decisión de los empresarios lo hizo desinflar el globo de la euforia y queda por saber si los no independentistas hubieran gritado tanto si alguien no les hubiera dicho que peligraban sus puestos de trabajo.

Yo quiero votar, gritaba una señora de cierta edad cuando la conducían en ambulancia, nada le importaba ni su cabeza herida ni la sangre que empapaba el vendaje, de nada le  valió dejarse apalear, de nada han valido las campañas de voluntarios que con tanto empeño nos interpelaban en la calle, de nada a valido movilizar a los jóvenes estudiantes para que montaran guardia en los colegios, bastó que el banco de Sabadell con Miguel Roca a la cabeza (no lo olvidemos) apretara el botón de salida para que se produjera la estampida empresarial hacia territorios más tranquilos dando paso con ello a la desazón y la incredulidad.

Pero aquí no ha acabado nada o más bien a empezado todo, Cataluña necesita un referéndum pese a quien pese de lo contrario la situación irá siempre a peor derivando en un enconamiento de muy difícil pronóstico, nadie puede obligar a no pensar y Cataluña piensa por sí misma, dar salida a esta situación es prioritario y el que no lo entienda así estará dando golpes a una albarda pensando que el burro está debajo.


ES IMPOSIBLE QUE NO LLEGE LA SANGRE A LAS URNAS DEL CORAZÓN 

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Este soy yo

Hace ya muchos años que las circunstancias me hicieron dejar Salamanca por motivos profesionales, instalándome en Barcelona. Añoro mis raíces y cuando vuelvo pueden encontrarme paseando solitario a primera hora de la mañana por las calles que tanta cultura han acogido. Salamanca sigue presente en mí.
Siempre he sentido la necesidad de comunicar mis sentimientos, por si lo que a mí me parece interesante a alguien le pareciera útil.
Joaquín Hernández
Salamanca/Barcelona