sábado, 28 de octubre de 2017

LA TRAMPA FUNCIONÓ


Una vez más Europa ensayó en España su estrategia, encelar un conato de disgregación hasta someterlo guiando y fomentando sus propios impulsos ha sido la jugada maestra contra el independentismo, les dejaron llegar al límite del paroxismo y justo en ese momento segaron la hierba a sus pies provocando la estampida de empresas que salieron fuera de Cataluña dejando tras de sí la inquietud y la precariedad , volvieron a enardecer al independentismo cuando este alicaída metiendo en la cárcel a dos de sus organizadores que sin ser los más significados si podían ser cebo irresistible para que sus seguidores que por tratar de rescatarlos se dejaran tiras de piel  entre los barrotes.

Mientras tanto potenciar el orgullo al parlamento catalán era ponerle orejeras para que no viera otros caminos y tal como sucedió empujados por su corte de acólitos Puigdemont y los suyos se ofrecerían a su plebe en holocausto convirtiéndose en victimas de su propio enaltecimiento, solo se torció una pequeña estratagema  cuando  el líder del P.P. en el parlamento catalán no consiguió que los consellers votaran a viva voz su apoyo a la independencia ¡Lástima! Porque según lo previsto ese hubiera sido el documento irrefutable para su entrada posterior en prisión.

Así las cosas el artículo 155 se puso en marcha, la unión europea en bloque y el restos de países “desarrollados “apoyan a España, los independentista perfectamente identificados  serán espulgados de la sociedad uno a uno mientras se cierran embajadas, se eliminan cargos y sobre todo se inhabilita a los que de una u otra manera estuvieron en la intentona,  pero eso si no se tocarán símbolos ni cosa alguna que pueda herir a los dos millones de ciudadanos que guiados por si vena racial creyeron haber logrado lo que en muchos años de historia ninguno de sus antepasados había podido conseguir, dejar que se tranquilicen es ganar tiempo,  evitar algaradas es no poner en la calle otra vez a los represores vestidos de negro que tan nefasta imagen dejaron tras de sí.

Mientras tanto el “amor patriótico” se potencia desde el gobierno central, si los no participes no nos manifestamos contra la independencia o no nos echamos a la calle es que somos unos malos patriotas, si no enarbolamos las banderas de España no somos dignos hijos de ella,  si no arrancamos con un viva España las enseñas independentistas seremos unos descastados sin derecho a nuestras raíces, en definitiva tenemos que enfrentarnos por obligación a nuestros hasta ahora amigos y vecinos porque así lo manda esa moral patriótica impuesta desde el partido en el poder que sigue siendo semillero del mangoneo y la defraudación.

He de confesar que con estos pensamientos traté de dormir anoche, la idea de sentirme manejado me ha impedido conciliar el sueño, muchos amigos me llamaron para manifestarnos en la calle el próximo domingo pero la sola idea de que una vez más tanto unos como otros somos víctimas  de los grandes capitalistas me produce sarpullidos, pensar que es siempre el pueblo quien pone las victimas y no impedirlo es caer una y otra vez en el mismo error, dejar las calles completamente desiertas el próximo domingo seria la demostración más clara  de que el pueblo ha madurado, que unos ideales mal conducidos no pueden hacer perder años de lucha y privaciones, pero que aunque tarde también nos hemos dado cuenta  de que quien maneja los hilos de esta marioneta llamada España tiene en sus manos y a su capricho el cómo y el cuándo provocar nuestro vértigo o nuestras miserias.

              LA ZANAHORIA  TE HACE OLVIDAR  QUE NO TIENES ALAS

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Tiene a su disposición este espacio para sus comentarios y opiniones. Sea respetuoso con los demás

Este soy yo

Hace ya muchos años que las circunstancias me hicieron dejar Salamanca por motivos profesionales, instalándome en Barcelona. Añoro mis raíces y cuando vuelvo pueden encontrarme paseando solitario a primera hora de la mañana por las calles que tanta cultura han acogido. Salamanca sigue presente en mí.
Siempre he sentido la necesidad de comunicar mis sentimientos, por si lo que a mí me parece interesante a alguien le pareciera útil.
Joaquín Hernández
Salamanca/Barcelona