Pues no señor no llega para todos, aquí las ventajas
de la chis-torra solo las aplauden unos cuantos el resto se queda con el
envoltorio, nadie se llame a engaño el encargado del caseto lo anunció con
tiempo, el está pero no está, el rige pero no gobierna, el anunció una la oferta
del dos por uno y a cumplido es decir: que nos endilga una bofetada y de
soslayo nos remata con un sosnabirón que nos deja mirando “pa” Alemania, el no
se siente responsable de nada el es un
“mandao” que hace lo que le dicen y dice lo que le hacen, lo demás le trae al
pairo y si a sus clientes nos les gusta que se compren otra ínsula.
En manos de este Sancho no hay isla Barataria que
resista ni quijotes que aguanten al
bálsamo de Fierabrás que quiere someternos, los amigos que dejaron de serlo
tampoco se entienden y los que no nos
metemos en política pero la padecemos esperamos mas hastiados que ofendidos a
que alguien se ponga a gobernar o de lo contrario dejen las cosas como están,
nos ahorraremos sueldos y sobre todo sabremos que todos los males provienen del
mismo lado.
Los lazos amarillos se destiñen de tanto usarlos , los
que no los llevamos tenemos el ojal de la solapa vacio de ilusiones en una
espera continuada que amenaza con ser crónica y sobre todo empezamos a pensar
que esta situación ha venido para quedarse, que Cataluña ya es y será así, que lo
anterior fue una ilusión y que vivir aquí a partir de ahora llevará siempre
aparejada la división entre hermanos, amigos o vecinos y en algunos casos llevará
emparejado un esfuerzo personal que evite que el enfrentamiento hasta ahora
verbal puede llegar a recalentarse.
Nos quieren hacer vivir en una Cataluña con ciudadanos
de primera y ciudadanos de segunda, nadie se engañe, lo que no está claro es
quien decide quien milita en cada
categoría, dejarse señalar ya lo hicieron los nazis y perdieron la guerra, ser
uno de los señalados significa que al menos sabes quién es tu señalador,
obligarte a subir al tren de los deportados será otra historia, pero si alguien
no activa ya un cambio de agujas este tren hará saltar los topes de la estación
si antes no son los pasajeros los que se sublevan y obligan al maquinista a tomar
otra vías. Lo malo de esta situación es que en el menú solo se puede cambiar
chis-torra por chorizo y por mucho kétchup que le pongamos tanto una cosa como
otra el sabor final es siempre el mismo.
CHIS-TORRA CON MOSTAZA PIDE PAN Y PIERDE
GRASA
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