martes, 14 de agosto de 2018

EL TIO LIBORIO NO REGRESÓ


El tío Liborio no acudió este año al pueblo para la fiesta de su patrón,  no es que el tío Liborio fuera creyente pero eran las únicas fechas en que los paisanos que dejaron el pueblo regresaban para matar nostalgias a manotazos, abrazos osunos y jatos de estreno.

El último año tío Liborio anunciaba a todo el que quería escucharle que se quedaba en el pueblo, que volvería a su huerta, que quería ver crecer los tomates, las sandias y cuantos productos se propusiera trabajando la tierra como se hizo siempre, que quería montar una cooperativa, quería  que cediesen las tierras improductivas para destinarlas a la gente que las quiera trabajar, quería evitar que se sigan cayendo las casas del pueblo sin que nadie ponga remedio, quería volver a la vida los cauces contaminados de los arroyos, quería que la vieja escuela fuera abierta de nuevo para los peques, quería dar oportunidad a grupos de emigrantes que quisieran repoblar los pueblos abandonados, pedir créditos para iniciar una  nueva cabaña caprina que al ramonear evitase  los incendios del monte, quería acabar con los pesticidas que envenenan el campo y las semillas transgénicas, quería erradicar de la comarca los insecticidas de Monsanto y la Bayer y sus venenosos herbicidas, quería recuperar semillas autóctonas, quería y proponía, pero nadie le escuchó.

En algunos corrillos se habla con preocupación de la salud del tío Liborio, hay quien dice que no anda bien de la cabeza, que está recluido en una especie de clínica, que tiene la manía sembrar pimientos y tomates entre las flores de las macetas y hasta una parra dicen que tiene en su ventana, que más de una vez ha rechazado la medicación y siempre clama por las pócimas que el mismo se preparaba, hay quien guarda silencio en el grupo mientras muestra una reseña de la prensa del día: MONSANTO-BAYER A SIDO CONDENADA A PAGAR UNA INDERNIZACIÓN MILLONARIA a un jardinero estadounidense por haber sido víctima del cáncer al manipular un herbicida fabricado por ellos llamado GLIFOSATO, el mismo laboratorio tiene pendientes cientos de demandas por la misma causa, alguien apunta que quizá el tío Liborio no estaba tan loco y no falta quien recuerda que las semillas autóctonas no germinan cuando las tierras han sido tratadas con estos venenos disfrazados de herbicidas.

PARA VENDER MILAGROS SE REGALAN DESGRACIAS


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Este soy yo

Hace ya muchos años que las circunstancias me hicieron dejar Salamanca por motivos profesionales, instalándome en Barcelona. Añoro mis raíces y cuando vuelvo pueden encontrarme paseando solitario a primera hora de la mañana por las calles que tanta cultura han acogido. Salamanca sigue presente en mí.
Siempre he sentido la necesidad de comunicar mis sentimientos, por si lo que a mí me parece interesante a alguien le pareciera útil.
Joaquín Hernández
Salamanca/Barcelona