jueves, 20 de septiembre de 2018

EPI Y BLAS SALEN DEL ARMARIO


Lo que nos faltaba, ni siquiera los muñecos de peluche nos dejan dormir tranquilos, los compañeros del sueño no es lo que parecen y es que últimamente  no ganamos para sorpresas, el bigardo de turno tiene novio, la presentadora con escote de vértigo monta en bicicleta sin sillín, hay parejas con hijos  que se disuelven reconociendo que lo del sexo no lo tenían muy claro,  los armarios guardan zapatos de tacón masculinos y las   compañeras se muestran más que amigas en la foto robada de una revista.

Este nuevo cambio de roles empieza a no sorprendernos y uno mira a su alrededor con desconfianza intentando valorar anomalías de conducta entre la gente que en otro tiempo había de ocultar su inclinación sensual por miedo a no ser comprendida, matrimonios con hijos que siguen cogidos de la mano del tiempo que los declaró inseparables, parejas de trilogía consentida cambio  de seguridad económica, pasajeros de viajes constantes y ausencias perennes y divorciados con el techo común de hipoteca compartida.

Nada es lo que parece, pero hay otro grado de anomalía  del que ha nadie parece preocuparle salvo a quien lo padece. Se llama ASEXUALIDAD (Persona que no siente atracción por el sexo) suelen pasar desapercibidas, no hay escándalos por medio,  ni cuernos, ni infidelidades, todo queda tras el cerrojo de la puerta, no parecen en los medios de comunicación, no llenan revistas, ni programas de escándalo, ni protagonizan cambios de sexo, se padece en silencio (como las almorranas) una vida placida que sería del todo normal salvo que se viva en pareja. No contemplar esta posibilidad es un grave error teniendo en cuenta que en España la padece el 5% de la población con el agravante  de quien padece las consecuencias no es la persona que la sufre si no la pareja con la que se convive, la relación puede ser difícil siempre que obligar es violentar, preservar es frustrar y la infidelidad es fracasar, lo malo es que los síntomas son difíciles de detectar.

                                        ROMA: AMOR BISELADO


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Este soy yo

Hace ya muchos años que las circunstancias me hicieron dejar Salamanca por motivos profesionales, instalándome en Barcelona. Añoro mis raíces y cuando vuelvo pueden encontrarme paseando solitario a primera hora de la mañana por las calles que tanta cultura han acogido. Salamanca sigue presente en mí.
Siempre he sentido la necesidad de comunicar mis sentimientos, por si lo que a mí me parece interesante a alguien le pareciera útil.
Joaquín Hernández
Salamanca/Barcelona