viernes, 19 de octubre de 2018

RESIDENCIAS ESTRELLADAS


¿Hay sitio para todos? ¿Podremos escoger la residencia donde queramos estar? ¿Podremos cambiar de residencia si no nos gusta la que nos asignen? El trato indignante, la suficiencia de la directora, el sometimiento del personal  a sus órdenes,  la falta de higiene y rigor en el régimen de comidas han levantado ampollas después del programa visto en televisión, lo más triste  es que los familiares lo sabían o al menos lo intuían y no hicieron o no pudieron hacer nada por impedirlo.

Son muchas las residencias de ancianos a las cuales hemos acudido con nuestra rondalla para entretener a los residentes, sus caras nos decían si estaba bien atendidos o de lo contrario su forzada estancia tenia mas de orfanato que de residencia, la escasez de personal,  ambientes cerrados sin apenas ventilación, mobiliario  amortizado, saturación de residentes y carencia de estímulos eran lo tónica dominante. Acercarnos para escuchar sus experiencias era para ellos un bálsamo, poder alegrarles un ratito era el mejor de nuestros regalos aunque el salir de allí dejáramos atrás el poso amargo de la impotencia.

Cuando algunos familiares se acercaban para darnos las gracias había siempre una especie de resignación dibujada en su riostro. Conocimos personal amabilísimo pero superado por el número de ancianos a los que tenía que atender, intuimos dejación de higiene a favor de la eficacia, personal en prácticas sin otra aspiración que la de callar con todo para conseguir entrar en plantilla y residentes con deficiencias mentales sin atención especializada a los que se les trataba como simples muñecos, si después de este caso visto en televisión nos hacemos de nuevas es que somos unos hipócritas.

IMPOTENCIA E IMPORTANCIA SON SIAMESAS SEPARADAS AL NACER

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Este soy yo

Hace ya muchos años que las circunstancias me hicieron dejar Salamanca por motivos profesionales, instalándome en Barcelona. Añoro mis raíces y cuando vuelvo pueden encontrarme paseando solitario a primera hora de la mañana por las calles que tanta cultura han acogido. Salamanca sigue presente en mí.
Siempre he sentido la necesidad de comunicar mis sentimientos, por si lo que a mí me parece interesante a alguien le pareciera útil.
Joaquín Hernández
Salamanca/Barcelona