jueves, 6 de diciembre de 2018

LA TRADICIÓN VIAJA EN CAJAS RECICLADAS


Hoy ha tocado recuperar las viejas cajas de cartón que dormían en el garaje, son cajas reutilizadas durante años heridas por el papel de precinto que año tras año sellan su contenido. Han salido a relucir los pastores, los reyes magos y hasta el viejo molino recompuesto con un aspa corniveleta y el eje bizco, no así la virgen y el niño a los que siempre se les dispensó un embalaje más cuidado e incluso que el del mismísimo San José que apuro ser padre impostado parece no socorrerle el derecho de familia y duerme siempre recostado y envuelto sobre el viejo periódico pre-constitucional.

El viejo belén  comienza a tener forma, la misma forma que año tras año  se adapta al rincón más vistoso de la casa entre bombillitas parpadeantes y espumillón importado. Este belén de caminos transitados y lavanderas incansables, de mutilados corderos y montañas de corcho no padece ya la intromisión de esporádicos espontáneos  donde el muñeco de play móvil y el geiper-man llegados en camión tomaban posición a la entrada del puente para tener a raya a los felones de Herodes y en caso necesario darles su merecido, tampoco será necesario estar clamando por el serrín coloreado derramado por el suelo debido al continuo trasiego de reyes y pastores o la desaparición de burrito del establo que apareciera luego montado en el camión de los hombres de Jarrison.

Este belén es mas estático, hace años  el niño Jesús duerme plácidamente y sin sobre saltos, la virgen María  y San José no tienen tanta visita de pastores  molineros y hasta el mismo rio parece haber detenido su corriente esperando mejores tiempos, y es que los años también pasaron por este viejo nacimiento, nuestros hijos que guardan siempre el recuerdo de los prolegómenos y el montaje de nuestro nacimiento e incluso les gusta recordar las anécdotas que año tras año se repiten en la sobre mesa el día de Navidad, tienen necesariamente que consensuar con sus parejas la instalación o no de los motivos navideños y todo se iría perdiendo  si no fuera porque hay una caja que indefectiblemente viaja siempre hasta los dominios de mis nietecillas, conteniendo el viejo portal de belén que durante años estuvo en nuestra casa y ellas instalan en su comedor y no quieren perder por nada del mundo.

LAS FIGURAS DEL NACIMIENTO YA PADECIAN EL CAMBIO CLIMÁTICO


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Este soy yo

Hace ya muchos años que las circunstancias me hicieron dejar Salamanca por motivos profesionales, instalándome en Barcelona. Añoro mis raíces y cuando vuelvo pueden encontrarme paseando solitario a primera hora de la mañana por las calles que tanta cultura han acogido. Salamanca sigue presente en mí.
Siempre he sentido la necesidad de comunicar mis sentimientos, por si lo que a mí me parece interesante a alguien le pareciera útil.
Joaquín Hernández
Salamanca/Barcelona