martes, 1 de enero de 2019

LA CARTA Y EL TELEGRAMA (Retazos de una comilona)


En el país de los mesones hay cartas y telegramas
 las unas tienen posdata los otros tienen soflamas:
 Abierta fue la misiva que en un achuchón urgía
 mucha fue la expectación más breve lo que allí había
 fue todo un quemazón con azufre y malvasía,
 todo breve, todo denso, vino pronto, puro, intenso,
 tomó vida  la aspillera vomitando a sangre y fuego
 sin pensar que dicho acto al rasgar mal viento haría
y puesto ya que se puso cargó con fuerza el obtuso
 y allá largó y allí puso la despensa que tenia,
 salieron los macarrones, el chorizo la ambrosia,
 la alubias, los garbanzos y hasta jarro de sangría
 que rebotando en las partes tanto eco supondría
que hubo de hacer silencio por ver de dónde venía,
fue de aquí válgame dios, fue de allí por la fe mía,
 por allí se me parece que el rastro bien que se guía.
 No fue mucho lo indagado, a poco aparecía
quien sin trabuco en la mano, la mano aún se le olía
y fue tanta la presión y tanto de carga había
que fue más que un coscorrón lo que encima le venia
si no fuera porque pronto una carta allí se abría.

 
Una gaita sanabresa














El sobre fue de los largos de los de carta de usía
de los comprados por metros, de a medida y con guía
rasgó, rasgó a dos manos, más de un metro creo que hacia
y fue rasgar y romper, tres galones de legía
poque mas falta hicieran pa tanta caligrafía
aquello ni Satanás ni el santo oficio podría
aguantar aquel mensaje que tiempo encerrado habría
no sonó el muy cobarde, lo urdió con alevosía
y al saltarnos de improviso  nos pilló como él quería
descansando y desarmados con las napias sin vigía
y fue tanto lo allí escrito y tanta caligrafía
que no hubo allí escribano ni pluma se suponía
que aguantara los embustes que el tal mancebo decía
que si su santa impaciencia, que de aquello padecía
que aguantó la incontinencia pero el dique se rompía
que juntó los dos portones pero ni aún así él podía
y fue tal la inundación y tanto el  apretón decía
que ni pidiendo a san Roque la puerta se contenía
y allá que te va el mondongo allá que salió la ría
primero los fuegos fatuos, después como una sandia
se abrieron tantas espitas que el cielo se oscurecía
y tanta fue la tormenta y tanto trueno rugía
que huimos  en desbandada por puertas y celosía,
¡a mi soplillos de esparto!, ¡a mi bomberos! decía
aquel el de la escayola que a gritos le maldecía.
muy duro fue el desalojo, el que mas no se atrevía
a retomar el asiento que a poco le guarecía,
el portador del trabuco por la gatera reía
mientras echaba las tripas, por el trombón que tenia
el aire quedó impregnado, nuestra tez palidecía
abrir puertas y ventanas, taponar la tubería
que muera en su mismo cieno el autor de esta herejía
y todos dimos por cierto que a partir de aquel mal día
alubio llamar al uno, al otro… el mulo de artillería.
                                                    
EN AÑO NUEVO, PELLEJO INFLADO, RONCON CORTO Y PUNTERO AFINADO

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Este soy yo

Hace ya muchos años que las circunstancias me hicieron dejar Salamanca por motivos profesionales, instalándome en Barcelona. Añoro mis raíces y cuando vuelvo pueden encontrarme paseando solitario a primera hora de la mañana por las calles que tanta cultura han acogido. Salamanca sigue presente en mí.
Siempre he sentido la necesidad de comunicar mis sentimientos, por si lo que a mí me parece interesante a alguien le pareciera útil.
Joaquín Hernández
Salamanca/Barcelona