sábado, 22 de junio de 2019

FINAL DE CURSO


Parece que nadie quiera dar por terminado el curso, las reuniones se alargan y por continuar juntos prolongamos el tiempo entre comidas  de despedida y sobre mesas dilatadas como si con ellas pusiéramos el marchamo y estampáramos la garantía de continuidad para el próximo periodo, atrás quedan horas de ensayo, pequeñas discusiones y no pocas angustias que en los días de estreno o actuación se acentúan aunque queden borradas después tras el trabajo concluido, la sensación de que podemos mejorar nos anima a seguir adelante, ponernos metas y exigirnos a nosotros mismos es un  propósito generalizado, no perder la ilusión es la máxima de todos nosotros al tiempo que se fomenta el poder de la amistad y la consistencia como agrupación.
Hoy cerró el ciclo nuestra coral con una comida de despedida, como no podía ser menos terminamos cantando por afición, desafinando con dedicación y descomponiendo por devoción, pues ya se sabe que en un conjunto numeroso no hay garganta que no gallee ni copla que no se entone. Muy entrada la tarde dimos por cerrado este curso con los mejores deseos para el verano y un regreso con las pilas bien cargadas para reiniciar en septiembre nuestra próxima andadura.
En la sobre mesa a raíz de un comentario sobre el derribo de un viejo árbol prometí a los amigos  Merche y Manuel hacerles llegar el  poema que inserto más abajo, espero con ello haber satisfecho su curiosidad al tiempo que les agradezco su interés.

             CANTAR ES PONER COLOR A LA MUSICA DEL SENTIMIENTO
                                                                                    J. Hernández




ABUELO DE MI BOSQUE
Cuando hoy te vi caído bajo el hacha traicionero
y vi como llorabas tumbado ya en el suelo
sangrando por tus llagas, quebrado y sin consuelo
sentí la rabia inmensa de haber cortando el vuelo
de aquel que fue gigante, de aquel que fue el abuelo
de aquel que fue mi orgullo e imponente compañero.
Ver tus manos cercenadas cual las jarcias de un velero
yaciendo diseminadas en un rastro lastimero
me recordaron tus nidos, me recordaron tu celo 
ofreciendo en tu atalaya,  refugio para el jilguero
paraguas para la lluvia y sombra y hasta brasero
No me pidas la respuesta, no la tengo compañero
solo fue por ser tan grande solo por ser tan longevo
solo el miedo a tus ramas, solo al azar traicionero
que celoso de tu porte quisiera arrojarte al suelo
arroyando a tu paso otras vidas, sin quererlo.
Hoy lloro por haber muerto, guardando mi propio duelo
pues al firmar tu sentencia maté lo que yo mas quiero,
me quedo con tus raíces fundidas como un recuerdo
en la tierra que tu amaste las que te auparon al cielo
                                                                       J. Hernández  

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Tiene a su disposición este espacio para sus comentarios y opiniones. Sea respetuoso con los demás

Este soy yo

Hace ya muchos años que las circunstancias me hicieron dejar Salamanca por motivos profesionales, instalándome en Barcelona. Añoro mis raíces y cuando vuelvo pueden encontrarme paseando solitario a primera hora de la mañana por las calles que tanta cultura han acogido. Salamanca sigue presente en mí.
Siempre he sentido la necesidad de comunicar mis sentimientos, por si lo que a mí me parece interesante a alguien le pareciera útil.
Joaquín Hernández
Salamanca/Barcelona