miércoles, 3 de julio de 2019

NADIE CONTARÁ SU HISTORIA


Nadie contará la historia del niño que corrió para no encontrarse, la del adolescente que quiso descorrer la cortina del tiempo para saltar a la otra parte de la vida donde amanecieran los días de sol sin nubes de las que esconderse y donde valer no dependiera del pedigrí ni de una tarjeta. Hoy la vida de aquel niño ha quedado sellada como final de sus memorias.

Salamanca lo vio corretear por sus calles, un niño como tantos de los que en los años sesenta aportaron su esfuerzo a la unidad familiar, la tienda del vecino, la jornada en el almacén, trabajos esporádicos,  trabajos mal pagados que jalonaron el currículo imaginario de la juventud en una ciudad que crecía con el viento a favor del franquismo y misa de doce, que marcaba a los perdedores con educación de segunda mano e impedían el acceso a las universidades estableciendo una bolsa de maravedíes al alcance de muy pocos. Hoy cuando  quedaba definitivamente lejos de su tierra dejando tras de sÍ una familia adorable, cientos de amigos y sobre todo la memoria de un luchador por los derechos de los trabajadores traté de imaginar si aquel niño anónimo al que nadie dio oportunidades en su tierra hubiera podido conseguir en ella los mismos logros y la trayectoria personal que aquí nos deja.

Salamanca no le llora, Salamanca sigue perdiendo población, toda Castilla y León sigue perdiendo población, a nadie parece importarle, el salmantino vive bien, el castellano leonés vive tranquilo, solo protesta porque a otras comunidades les va mejor mientras llena de piedras  bolsillos ajenos para que las comparaciones  no puedan con sus argumentos.

Nadie contará su historia, nadie contará las mil historias de cuantos salimos de nuestra tierra en busca de oportunidades, solo cuando la ola del independentismo parece agitarse alguien nos recuerda que somos hijos de otra madre a la cual nos debemos y nunca debemos defraudar, de esa madre que nos despidió para que dejáramos un hueco más en la mesa y unos monos azules menos a los que habría que contener en caso de una hipotética barricada.

Nadie contará tu historia, quizá ni tus hijos sepan la verdadera historia, pero hoy cuando el yeso sellaba tu último capítulo lejos de nuestra tierra yo mentalmente no me atreví a escoger la bandera más apropiada con que hubieras querido ser arropado.

CRUCES DE CEMENTERIO: TACHADURAS EN LAS LISTAS DE LA VIDA
                                                                                          J. Hernández

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Este soy yo

Hace ya muchos años que las circunstancias me hicieron dejar Salamanca por motivos profesionales, instalándome en Barcelona. Añoro mis raíces y cuando vuelvo pueden encontrarme paseando solitario a primera hora de la mañana por las calles que tanta cultura han acogido. Salamanca sigue presente en mí.
Siempre he sentido la necesidad de comunicar mis sentimientos, por si lo que a mí me parece interesante a alguien le pareciera útil.
Joaquín Hernández
Salamanca/Barcelona