En estos tiempos en que la palabra rearme se está apoderando de nuestros noticieros, Europa ha puesto su mirada en la emigración, los mismos que hasta ahora eran expulsados sin contemplaciones no tardarán en recibir una palmadita en el hombro y ser invitados a entrar por la puerta de atrás en la comunidad Europea.
Con un fusil en la mano y por cinto cartuchera
el corazón destemplado y el alma hecha tronera
avanzaba entre las ruinas aquel cabo de primera
intentando no matarse ni matar en su trinchera.
Dejó en el pueblo a su gente, un pueblo sin carretera
sin agua, luz, ni comida, sin nadie, ¡Que mas quisiera ¡
que aplicara la justicia sin mirar de quien viniera
y llorando se echó al mar, en busca de una quimera.
Se vio cogiendo un fusil y un carnet para la guerra
le obligaron a firmar sin leerlo y ni entenderlo siquiera
nunca supo donde estaba, no parece que supiera
que estaba matando iguales, vestidos de otra manera
a favor de aquellos mismos que lo echaron de su tierra
J. Hernández