No, no me desdigo, mi escrito sobre el Imserso ha traído no pocas controversias, pero… situémonos en el caso de una persona con movilidad reducida, mandarle una carta en la que se invita a viajar no deja de ser un sarcasmo, prever un viaje con antelación sin tener en cuenta que nuestro calendario está regido por imprevistos de salud es también una lotería y por supuesto remitirnos a un destino no apetecido o en época poco propicia no puede ser precisamente motivo de ilusión.
El cambio propuesto es muy sencillo: enviarnos un bono cuya única condición es que se gaste en eventos culturales donde puedan ser incluidos el teatro, el cine y por supuesto viajar pero a un destino ó época apetecible, de manera que podamos gastar su importe en una o varias actividades, de esta forma potenciaríamos la convivencia al tener la opción de realizar salidas en grupo o participar en una actividad determinada, como pueden ser las visitas a museos y exposiciones o la compra material didáctico e incluso abonos en centros deportivos o de rehabilitación.
Señores y señoras gobernantes, déjennos administrar el presupuesto que ustedes destinan a nuestro colectivo, dejen que el comercio del entretenimiento haga el resto, estamos seguros que las ofertas de captación no se harán esperar e incluso el teatro y el cine podrían frenar la caída libre a la que están abocados, un trocito de nuestro pastel puede ser muy goloso y de esta forma también se beneficiarían las personas que por edad o circunstancias ahora tienen que depositar su oferta en el buzón de los desheredados.
Se nos pide integración, se nos pide mantener una actividad saludable y lúdica, se nos pide no dejar atrás a quien por circunstancias no puede seguir nuestro ritmo, se nos pide… en definitiva que mantengamos la ilusión como norma de vida, pero en este caso y debido al sistema empleado por ustedes, muchos de nosotros quedamos catalogados como ciudadanos de segunda o lo que es más grave: la de juguetes rotos bendecidos por la administración.
Pedimos poder interactuar en el escenario más propicio a nuestras circunstancias y que ustedes hoy por hoy nos limitan a disfrutar unos días “a mesa puesta” aunque esa mesa esté cojitranca, despendolada y en tierra de nadie.
LA EDAD ES UN PASATIEMPO DEMASIADO CARO PARA DEJARLO PERDER