
Son dos personas evidentemente mayores, con una apariencia
física delicada y un deterioro evidente propio de la edad, dentro del autobús
hay una pregunta que nadie hace pero todo el mundo responde, es una temeridad encomendar
esta tarea a dos personas tan limitadas física
y mentalmente, a la pregunta el conductor me confirma que son usuarios asiduos
y que él tampoco comprende cómo se les puede cargar con esa responsabilidad,
pero añade son tantos los abuelos que están en estas circunstancias que ya no
llama la atención.
He bajado del autobús con la imagen de ”Los quince” ¿Cuándo
podrán disfrutar estos abuelos de su vejez? ¿Es la misma sociedad por la que
lucharon la que los mantiene prisioneros hasta el final de sus días? ¿Tan mal
están sus hijos para no darse cuenta de la inseguridad que representa incluso para
ellos y sus retoños encomendarles esta tarea?
La crisis ha hecho más estragos de lo que nos parece, sueldos
mileuristas en matrimonios jóvenes han esclavizado por necesidad a muchos
abuelos que en edad de ser cuidados han de hacerse cargo de sus nietos. El
mundo de los jubilados es muy plural pero hay algo que es determinante, nuestro
tiempo se conjuga en presente, si quieres desarrollar alguna actividad hay que
hacerlo ahora, ya no vale el ya lo haré, los hijos y los
nietos tendrán sus oportunidades, las nuestras viajan en el furgón de cola.
J.
Hernández
Notas.-Se conoce
coloquialmente por “Los Quince” una
placita existente en el paseo Maragall
por que antiguamente eran quince céntimos lo que costaba hasta allí el trayecto
del tranvía desde la plaza de Cataluña.
- A los interesados, mi artículo publicado en el boletín de
este mes.
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