Padre me acuso que he pecado contra el sexto mandamiento, (aquí silencio para recuperar aliento) y con tus pocos años desgranabas ante aquel confesor emboscado en su garita las veces y las ocasiones en las que habías incurrido en pecado, mientras la fila de niños que esperaba tras de ti calculaba el peso de tus pecados por el tiempo que tardaba el cura en darte la absolución que luego te permitiera comulgar, no sin antes haber cumplido la retahíla de padrenuestros y ave marías que te imponían como penitencia y sobre todo...aquel maldito propósito de enmienda que había de remorderte la conciencia durante la semana que transcurría hasta el próximo arrodillamiento delante del confesionario.
El marco no podía ser más oportuno, la iglesia de San Benito mausoleo de los Maldonado, tétrico, frio y oscuro, mármol el altar mayor y tumbas incrustadas en los muros con relieves que hablaban de caballeros enterrados con cotas de malla y espada yacente. La plática podía ser aterradora desde hacernos entender que la masturbación secaba la espina dorsal, producía la ceguera o el peligro de contraer no sé cuantas enfermedades, terminaba por advertirnos de tener cuidado con las chicas (el colegio era solo de niños) pues en ellas estaba escondida la tentación y el pecado.
Todo esto me viene a la memoria a propósito de los distintos programas de televisión donde se habla sin tapujos de masturbación, de coitos y de sexo entre iguales. Debo admitir que en principio sentí una especie de repulsión, tratar como tema habitual algo que en nuestro tiempo era casi motivo de sacrilegio no deja de ser un aldabonazo mental, teniendo en cuenta además que el estandarte de nuestra educación era fidelidad hasta la muerte en un tiempo en el que el divorcio y la homosexualidad no tenían cabida. La pregunta es si la morbosidad al hablar tan abiertamente de sexo no puede ser motivo para entender como lógicos hechos y actitudes de las que luego nos escandalizamos cuando salen reflejadas en la prensa, encontrar el equilibrio no es nada fácil pero entre estar amedrantados por el castigo divino y esta especie de exaltación sexual de última hornada creo que hay una gran diferencia.
SALESIANOS DE SAN BENITO c/compañía 5 - SALAMANCA
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Tiene a su disposición este espacio para sus comentarios y opiniones. Sea respetuoso con los demás