En el debate del congreso se habla de los separatistas
catalanes sin ningún rubor como si todos los catalanes fueran separatistas, el
señor Rufián abre el paraguas de la historia independentista como si bajo su
protección estuvieran “todos” los catalanes, Sánchez es incapaz de apuntar que
no “todos” los catalanes son independentistas y los demás se limitan a situarse
en la “otra” orilla según les venga el viento dejando a los “otros”
catalanes en un país sin tierra ni
sombrajo en el cual guarecerse.
Estos trabajadores que cobran antes de que se constituya la
empresa nos sorprenden cada día, montan
el gallinero aún sabiendo que no tienen los deberes hechos mientras los
ciudadanos tenemos que tragar carros y carretas esperando que se repartan la
tortilla y nos dejen después alguna migaja
que sirva para justificarlos. Mientras tanto España camina sola, sus
ciudadanos conscientes de su orfandad siguen deambulando por inercia buscando
oportunidades en el bazar del todo a cien del empleo, el milagrito de cada día
es conseguir la esquina más transitada
donde tender el sombrero esperando al alma prodiga que suplante a nuestros
políticos mientras ellos se divierten
con lacitos de quita y pon.
En Cataluña aún es
peor, la Generalitad admite públicamente que solo gobierna para los independentistas,
el resto destetados de la teta madre buscamos la ubre que nos alimente sin
encontrar cobertizo donde acomodarnos, transitamos y paseamos con la sola
esperanza de encontrar la punta del rebaño desperdigada que trisca a la vera de
los caminos por donde caminan los del marchamo identitario que sabiéndose
además seguros en su pastoreo ponen cara de conmiseración al sobrepasarnos,
todo por querer ser fieles a la historia que nos contaron, pero cuando el
hambre hace hablar al estomago la historia comienza a desdibujarse y el tiempo
va relegándola a yesca de arrimadero, las cabezas de ganado se van perdiendo buscando
otros prados o el silbido de un nuevo pastor que quiera llevarlos a su majada, mientras
otras puntas del rebaño se apuntan a la lista de la trashumancia amarilla
esperando el tiempo de la transfiguración.
LA HISTORIA ES UNA CORNUCOPIA CON ESPEJO
RECAMBIABLE
J. Hernández
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