sábado, 9 de noviembre de 2019

EL HALCÓN QUERIA VOLAR


La visita a mi cliente y paisano no había tenido un buen resultado, su droguería era un referente  en el paseo de Torras i Bages situada casi enfrente de  las viviendas ocupadas por el cuartel y las familias de la policía armada era un buen punto de venta, pero aquel día la entrevista resultó distorsionada. Apoyados en el extremo que formaba el ángulo del mostrador su  marido cuadraba cuentas con un personaje un tanto tosco y correoso, pues no en vano uno de los negocios anexos  la droguería era la venta billetes para los autocares que salían para Salamanca  y Extremadura todas las semanas y precisamente ese día  tocaba cuadrar la recaudación,  pesetas arriba peseta  abajo, recuento del billetaje y descuadres aparecidos les llevaron un buen rato, tanto que di por suspendida mi visita comercial.

Al final los dos levantaron la cabeza, mi amigo me presentó al que resultó ser también paisano y natural de un pueblecito de salamanca cercano a Portugal, entendí que Villanueva del conde, no le di mucha importancia o quizá al haber entorpecido mi trabajo me dejó poco espacio para la amabilidad, como compensación por el tiempo perdido me invitaron a tomar un cafetito en un bar al otro lado de la calle. El hombre no muy alto, la cara marcada por abundantes hendiduras, nariz  en porretada y ancha, cuerpo curvado, voz rocosa y cintura de último ojal dijo tener prisa. Los autocares con destino Salamanca y Extremadura esperaban en un descampado en la calle Alella y aunque allí tenia quien despachaba billetes quería estar presente para revisar las salidas, aun tuvo tiempo de explicarme su intención de montar oficina en Madrid para un ambicioso proyecto de viajes en avión, necesitaba comerciales y gente de confianza que le moviera el cotarro, me dejó anotado su número de teléfono en una servilleta y así quedamos para una próxima ocasión.

A solas ya con mi cliente y paisano su admiración por el personaje que acababa de salir no dejaba lugar a dudas, estaba pensando en coger los bártulos y trasladarse a la capital de España con todas las consecuencias, su intento de animarme para que le acompañara en la aventura no tuvo el menor éxito antes bien el tal Juan José Hidalgo que así se llamaba el ahora ausente no me dejó la mejor de las impresiones dadas sus pocas ganas de ser agradable.

Ahora cuando el amigo Hidalgo ha vendido su compañía en mil millones de euros quiero pensar en cuantos vericuetos no debe haber recorrido aquel labrador  tosco, retorcido y rechoncho como las encinas de nuestra tierra que yo conocí hasta llegar a convertirse en uno de los hombres más ricos de España. Su historia es realmente única y su biografía cuando menos sorprendente: hijo de labradores, rabadán, curtidor de pieles, emigrante en suiza, pintor de brocha gorda y taxista internacional entre otros muchos oficios para llegar a ser considerado uno de los hombres más ricos de España, lo de un hombre hecho a sí mismo creo que cuadra perfectamente en la trayectoria de este paisano que atesora además en su currículo innumerables reconocimientos nacionales e internacionales.

LAS ENCINAS EN MI TIERRA TAMBIEN CRECEN EN TERRENO BALDÍO

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Este soy yo

Hace ya muchos años que las circunstancias me hicieron dejar Salamanca por motivos profesionales, instalándome en Barcelona. Añoro mis raíces y cuando vuelvo pueden encontrarme paseando solitario a primera hora de la mañana por las calles que tanta cultura han acogido. Salamanca sigue presente en mí.
Siempre he sentido la necesidad de comunicar mis sentimientos, por si lo que a mí me parece interesante a alguien le pareciera útil.
Joaquín Hernández
Salamanca/Barcelona