domingo, 14 de junio de 2020

DETRÁS DE LA MASCARILLA


Después de mi estancia en el campo he vuelto a la Barcelona de la mascarilla,  el contraste es tremendo pasar de la vida semi-asilvestrada a formar parte de este cortejo de la resignación se hace cuesta arriba, la puñetera mascarilla me aprisiona el aldabón de catedral que Dios  me dio por nariz y las orejas se me quejan por la tensión de la goma, he salido  a  la calle como lo haría un maletilla entre chiqueros mirando por encima del burladero  poniendo distancia a la faena, salir de casa con este betijo a la amistad no es nada fácil, no poder abrazar a los amigos o relegar las conversaciones a repasar la lista de parientes convierte la calle en un desfile de muertos, vivientes y sobre-vivientes, nadie aspira a otra cosa que no sea no salir mal parados de este trance, hemos perdido la alegría ha ganado el miedo y hemos  sido humillados por un enemigo invisible llamado Covid que nos impone una cortina de confesionario mientras esperamos la absolución de nuestros pecados,  la calle dejó de ser sala de estar para convertirse en pasillo de tránsito, salimos programando de antemano la descubierta por las trincheras del enemigo evitando el fuego graneado de la infantería y que los arcabuceros desde las troneras comerciales no nos pillen desprevenidos , un simple estornudo es un toque a retirada y un paisano sin mascarilla es un enemigo infiltrado, las entradas a locales comerciales son ahora atrios catedralicios con la pila de agua bendita en la mismísima puerta y un misacantano  actuando de maestro de ceremonias.

Vuelvo al campo, allí los pájaros siguen cantando sin mascarilla, los vecinos no las usan porque tienen que silbar a las ovejas y los niños no tienen que guardar distancias porque su único límite es la libertad. Como dice el Tío Liborio no hay mejor entorno que el huerto, la pocilga y el horno, pero eso sí; me llevo la mascarilla puesta, no en vano lleva estampados los besos  de mis nietas y gravada la  incertidumbre de sus miradas.

MASCARILLAS: PARÉNTESIS EN LA BIOGRAFÍA DE NUESTRAS VIDAS

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Este soy yo

Hace ya muchos años que las circunstancias me hicieron dejar Salamanca por motivos profesionales, instalándome en Barcelona. Añoro mis raíces y cuando vuelvo pueden encontrarme paseando solitario a primera hora de la mañana por las calles que tanta cultura han acogido. Salamanca sigue presente en mí.
Siempre he sentido la necesidad de comunicar mis sentimientos, por si lo que a mí me parece interesante a alguien le pareciera útil.
Joaquín Hernández
Salamanca/Barcelona