lunes, 30 de noviembre de 2020

LAS PATERAS DEL TIO LIBORIO

 


El tío Liborio no se moverá del pueblo estas navidades para evitar contagios, está indignado cuando escucha que la gente se agolpa y se empeña en agruparse con la excusa de la navidad, me dice que normalizar las cifras de 300 o 400 muertos diarios es una locura, que se nos encoge el alma cuando vemos una patera semihundida y aparecen flotando quince o veinte cadáveres y no entendemos que los muertos por Covid en España serian el resultado del hundimiento diario de un gran trasatlántico,  que solo en las residencias de mayores (a las que define como pateras de cemento en el mar del asfalto) son ya más de 25.000 los fallecidos, pero como nadie ve físicamente los muertos ni hay fotógrafos que lo escenifiquen nos parecen cifras estadísticas sin nombres y apellidos, de hecho me asegura que el número de defunciones ha hecho bajar el número de pensionistas en más de 1.800 prestaciones, algo impensable en tiempos de gran longevidad, y una pregunta más: ¿ Cuál será el destino de las ingentes cantidades de plástico que genera y generará esta pandemia?

Hablamos también del banco de alimentos y de los que se empeñan en ir contra el sentido común dejando en manos de las grandes superficies el dinero recaudado para invertir en sus propios establecimientos  donde los productos estarán gravados con su beneficio comercial y el de las marcas suministradoras; cuando esto podía evitarse comprando al productor en origen dinamizando así las pequeñas explotaciones locales y evitar una competencia que puede ser desleal sin pensar también en el ahorro que supondría de envases y trasportes a todas luces innecesarios, o lo que es lo mismo: con el mismo  dinero podrían conseguirse mayor cantidad de productos y ahorrar infraestructuras prescindibles.


Al hablar del rey emérito se pone en el disparador, dice que es un bragueta rota que se ha pasado por los testículos la credulidad de los españoles cuando precisamente el despilfarro del que hace gala bastaría para erradicar las colas del hambre y la precariedad de vivienda y sobre todo su despotismo cuando dijo que la justicia es igual para todos suena ahora un sarcasmo imperdonable.

       LA SOMBRA DEL VIRUS NO SE APAGA CON LA LUZ DEL SOL

 

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Este soy yo

Hace ya muchos años que las circunstancias me hicieron dejar Salamanca por motivos profesionales, instalándome en Barcelona. Añoro mis raíces y cuando vuelvo pueden encontrarme paseando solitario a primera hora de la mañana por las calles que tanta cultura han acogido. Salamanca sigue presente en mí.
Siempre he sentido la necesidad de comunicar mis sentimientos, por si lo que a mí me parece interesante a alguien le pareciera útil.
Joaquín Hernández
Salamanca/Barcelona