La pularda al chocolate era una de sus especialidades, el reloj en cocina no contaba para aquel cocinero que en el tiempo que no existían las estrellas gozaba con un firmamento de reconocimientos, su condición de meticuloso lo hacían prácticamente inaguantable por su exigencia pero inigualable por el resultado. Aquel día tocaba pularda una elaboración especial reservado únicamente para gente de buen comer y holgada disposición, su plato trabajado desde el día anterior habría de servirse con una de sus salsas que como siempre mantenía en secreto. En el comedor mantel de hilo ycubertería en consonancia, llegado el momento en el centro de la mesa y en repujada bandeja de plata se presentó aquel asado adornado entre otras cosas con las plumas del propio ave, Paco impecable en su chaqué dejaba ver los puños impolutos de su camisa mientras su mano protegida elegantemente con el lito regó con primor aquella delicia con la salsa al chocolate según las instrucciones recibidas de su amigo Quintín de la Torre. El momento seguido por aquel cocinero entre bambalinas y ante la insistencia de los comensales hubo de hacer acto de presencia de la mano de su entrañable amigo y el aplauso de todos los comensales.
Quintín y Paco, Paco y Quintín amigos inseparables pero nunca juntos según su costumbre, paseaban siempre separados por unos metros y hablándose a distancia, no era extraño verlos al final de la jornada caminar por la plaza mayor camino del Bebi, local donde se asentaba la peña Los Tiris o el Bar Vidal amigo también, o el Bolero (donde por estas fechas en su día les tocó la lotería). Salamanca por aquel entonces gozaba de grandes profesionales que a falta de otras metas competían entre sí por ser mejores.La escena como muestra la fotografía datada en (mil novecientos cincuenta y cinco) que ilustra este trabajo lo fue en el hotel Monterrey donde los uniformes de sala eran: chaqué con pecherín almidonado, lazo de pajarita, puños blancos, gemelos con botón charro y manos impolutas y en la cocina el blanco total y toque alto para los cocineros según categorías.
En estos días en que las celebraciones Navideñas están a la orden del día no puedo olvidarme de cómo para aquellos profesionales eran fechas agotadoras donde doblaban las jornadas de trabajo por un sueldo que hoy definiríamos como precario y con ropa tan poco apropiada que les encorsetaba e impedía una fácil transpiración. Este recuerdo quiere seatambién especialmente para los miles de trabajadores que en estos días escuchan los deseos de paz y felicidad entre ruidos de vajillas y los pies hinchados. FELIZ NAVIDAD
CUANDO LEVANTES TU COPA NO OLVIDES A QUIEN LA ESCANCIÓ

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