Un gesto de lastima debió dibujarse en mi cara cuando me
acerqué para asegurarme que aquella mujer con medio cuerpo semi-oculto entre
las bolsas de basura salía indemne del trance y mientras preparaba algunas
palabras de consuelo para tranquilizarla quise reconocer en la voz que salía del
contenedor a mi vecina Emeteria, conseguí sacarla de aquel atolladero y con
ayuda de otros viandantes la dejamos recostada en un portal vecino, su cara
demudada, su blanca tez y su boca trastocada me decían que algo serio le estaba
pasando, no era normal verla trajinando de aquel modo entre la basura, su
estatus no corresponde al de una persona necesitada, para mis adentros mientras
la tranquilizaba pensé que a veces las apariencias engañan, le ayudamos a
recomponerse, la tranquilizamos y una
vez calmada nos explicó que al tirar la basura sin darse cuenta había arrojado también
el monedero con tarjetas de crédito incluidas.
Visto lo visto me ofrecí a recuperar el bolsito que tan mal
rato la estaba haciendo pasar, al
principio removiendo con la barra de una cortina abandonada en el contenedor de
al lado, después y una vez que me pareció localizar el monedero metiendo medio
cuerpo dentro del nauseabundo reciclador orgánico, al final me vi yo también casi
tragado por entero en aquella especie de dragón come- niños sin poder evitarlo,
removí cielo y tierra dentro del aquel asqueroso habitáculo, rescaté zapatos,
botellas, ropas y todo tipo de desechos hasta que ya desesperado me di por
vencido saltando a la acera con el fracaso en el rostro y sin saber cómo
decirle a Emeteria que había fracasado en el intento de recuperar su monedero.
Pero Emeteria no estaba, la había recogido uno de sus hijos,
luego supe que Emeteria cuando se escapa de casa busca dinero en los contenedores.
HACE AÑOS LA MENTE DE EMETERIA PERDIÓ EL MAPA
DE SUS TESOROS
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