Nuestro sofá
el que fue testigo de sesiones televisivas y reuniones familiares se ha
jubilado, como todo ser casi-viviente le ha llegado el momento del retiro, no
porque no pudiera seguir prestando servicios si no porque las actualizaciones piden cambios y las modas
ya se sabe deja victimas en las cunetas. Pues bien mi señora esposa poco dada
al despilfarro ha prolongado la vida a nuestro sofá llamando a la puerta de
nuestros nuevos vecinos, les ha ofrecido nuestra acogedora rinconera. Son nuevos
en el barrio, gente joven con niños pequeños, trabajadores, educados, con un grado de timidez y yo diría
un tanto acomplejados, por el trajín de su puerta suponemos que viven como
mínimo dos matrimonios y algún inquilino más, la austeridad con la que viven
nos ha hecho pensar que el nuevo sofá-cama les vendrá de perlas, estamos
convencidos de haber hecho una buena inversión, como mínimo son cuatro o cinco personas
que trabajan y con ello ayudan a mantener nuestras pensiones y además una generación
que ocupará los puestos de trabajo que los naturales del lugar no quieren
desempeñar.
Ahora que
nuestro sofá está con ellos seguro que escuchará las mismas cosas que otros
sofás escucharon en su día aunque fuera con otro acento, cuando las reuniones
con los paisanos eran una prolongación de la familia, compartir vivienda era
una imposición económica y emplearse en lo que “saliera” era primordial para
abrirse camino en la selva del futuro, este sofá al igual que los de nuestros
tiempos escuchará conversaciones con otros paisanos que en la distancia piden
información para venirse porque el pueblo se queda vacio, será testigo de los
momentos alegres del que consiguió abrir un pequeño comercio, un ascenso en el
trabajo o la venida de un nuevo infante a la familia, escuchará también
momentos duros aumentados por la distancia y sobre todo escuchará hablar de
economía domestica aquella que dice que hay que gastar menos de lo que se
ingresa, si este sofá pudiera hablar con sus abuelos los viejos sofás de eskay escucharía
que nada ha cambiado, tan solo que la emigración viene de más lejos, y le
recordarían como no hace tanto tiempo trenes enteros partían hacia Suiza,
Alemania y Francia cargados de españoles.
LOS MUELLES DEL SOFÁ SON LOS HUESOS
DEL ESQUELETO FAMILIAR
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