con vuelo breve y solemne
cabriolas hizo en el
aire
y presta se vino al
verme.
Tengo por mala costumbre
alimentarla y
ponerle
miguitas en mi
ventana
y grumos de fruta
verde.
Han picado en el
cristal
a deshoras, oscurece
no descorro la
persiana
quizá un aire fugaz….
mi corazón se estremece.
La paloma mi paloma
en mi mano se
guarece
tiene la patita rota
el pico lleno de sangre
y el buche negro, parece.
no hay santo que yo no rece
ni mano que no maldiga
ni jure lo que merece.
Le arrimo un pozal de agua
y en mi mano aun se mece
cuando saco miga al pan
y pongo también su leche.
La paloma en la mañana
no ha buchado como siempre
la asedian miles de hormigas
pisando su pan de leche
mientras llevan en sus fauces
un botín que me entristece.
A traición me la mató
un cable según parece
celoso de mi ventana
y sus zarcillos de leche.
J.
Hernández.
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