Las nubes lloran al campo entre paraguas de olivos
el viento sorbe ribazos y el rayo sesga destinos
mientras el trueno indolente pone voz en los caminos.
Las abarcas con sus bocas de talones descosidos
prisioneras son del barro dejando los pies torcidos
cuando achancando ribazos entrecruzan sus destinos
y al pugnar por levantarse, muestran sus vendos comidos.
Caminos empantanados, lagrimales peregrinos
que juegan a no
encontrarse entre amapolas y trigos
y saben por su llorar que están los campos nacidos,
y roto su lagrimal los campos mueren podridos.
Ceda el rayo, mude el trueno que los trigos ya crecidos
quieren jugar a ser grano y peinarse en los estíos
con caracolas de viento y sus zarcillos con nidos.
Ponle al campo su diadema, ponle color a sus cielos
pon la bóveda del puente que aguante sus aguaceros
y en escampando la nube torne al gañan sus aperos
que enfangados en el barro son testigo de sus duelos.
En lontananza el pastor silba con miedo a sus perros
diezmó el rayo sus ovejas, clama con rabia a los cielos
pidiendo cuentas a Dios y a los santos por los suelos
mientras tañen las campanas, es el toque de los fuegos.
J. Hernández
Primer premio X concurso poesía San Jordi- Horta-Barcelona
2019
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Tiene a su disposición este espacio para sus comentarios y opiniones. Sea respetuoso con los demás