martes, 17 de septiembre de 2019

DE MI VISITA AL TIO LIBORIO


El “Tío” Liborio me mira de soslayo, su gorrilla parece tener otra vida, su semblante ha perdido arrugas y yo diría que su media sonrisa ahora es más amplia. Con el mentón me señala un rincón de su finca allí nos dirigimos no sin antes saludar a su burrita ahora mas blanca y un poco mas gordita, mientras la acaricio le comento mis impresiones, el sonríe con picardía pero no me dice nada, seguimos andando hacia el cobertizo,  se detiene dejando que sea yo quien descubra su secreto y efectivamente allí estaba: grandón, ancho como sofá de tres plazas, poderoso con cascos como sandias, cuerpo dorado,  crines blancas y belfos impacientes por identificar al recién llegado, su cola blanca pendulea displicente mientras se deja acariciar.

Es un caballo asturcón, un ejemplar magnifico que ha conseguido de un criador francés, me rio, se ríe y reímos juntos abrazados al poderoso animal que lejos de espantarse aguanta nuestros acuchones con paciencia de monje y resignación de santo. El tío Liborio me dice que la burrita ya está mayor para tanto trabajo, que se decidió por el caballo porque a pesar de sus años espera ampliar la explotación, ahora tiene trabajando con él a dos emigrantes (con papeles) porque no encontró paisanos que quieran cultivar, además del sueldo les facilita alojamiento,  le veo contento y sobre todo me dice que ve continuidad en su afán por salvar su finca de la especulación urbanística pues dejará todo a una fundación cuyos estatutos recojan esa premisa y la cesión gratuita a particulares o asociaciones que quieran cultivar la tierra sin ánimo de lucro pero donde quedarán prohibidos abonos químicos o maquinaria que apisone la tierra.

El “tío Liborio” vende ahora su producción a cooperativas y consumidores directos a los que invita a recoger los frutos directamente de la tierra, mientras caracoleamos entre tomates, pimientos y pepinos hay niños en la linde de la finca dando de comer a la burrita, ella golosa acude siempre a la llamada y en algún momento parecen dialogar entre iguales, dice que la están malcriando con tanta golosina pero consiente sabiendo que al menos estos niños se identifican con un entorno natural y en el futuro el medio rural no les será tan extraño.

ANALFABETO ES LA PERSONA QUE MAS SABE DE LO QUE NO SE ESTUDIA
                                                                                       J. Hernández


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Este soy yo

Hace ya muchos años que las circunstancias me hicieron dejar Salamanca por motivos profesionales, instalándome en Barcelona. Añoro mis raíces y cuando vuelvo pueden encontrarme paseando solitario a primera hora de la mañana por las calles que tanta cultura han acogido. Salamanca sigue presente en mí.
Siempre he sentido la necesidad de comunicar mis sentimientos, por si lo que a mí me parece interesante a alguien le pareciera útil.
Joaquín Hernández
Salamanca/Barcelona