Con el tío Liborio siempre me pasa lo mismo, voy a por higos
y traigo brevas, le llamé para ver como andaba el frio por su tierra y me
contestó que estaba escarbando dientes con espinos y limpiado el culo con
aliagas, (esto lo dice porque andaba deshollinando la chimenea), que el humo
podía mal salir debido a las golondrinas
habían hecho nido en la txapela y ya puestos al desbrozo había metido cadena al
tiro con tan mala suerte que la arpillera no aguantó y quedó atascada en el
sifón y andaba de varilarguero destrizando escoria para ver de apuntillar el
verraco y rendirlo hasta el cernidero, pero que en este trajín andaba a desmayo
y que de no conseguirlo en tiempo tendría que acogotar la maroma por el agujero
para dejarse caer por la chaminera y desbaratar en vivo el atragantamiento.
Como yo le dijera que se cuidara, el tío Liborio admitió que
si bien la edad le mantenía el cuerpo gallardo su cabeza andaba en ecos tras la
oreja pues no en vano siempre se le dijo que apañuscase gorra aunque fuese
borra; que estando caliente abriga el
cuerpo y también la mente, que gorra
perdida otro la embrida, que tejado por poner ni a la lumbre ni al tonel, que en viniendo fríos es de arroparse los
bríos, que mejor andar en cumbre de pajar que en nicho de palomar, que liebre
en nevado es blanco rajado, que candil
en mañana oscura temprana, que bajar del
cumbre sin destornillar la pierna es poner el culo por trastienda, que en los
años las venas son varices y las arrugas cicatrices, que en cubierto de tabla
ni se fuma ni se habla. Vale, vale, vale…….le dije mientras me reía.
Aproveché una pausa para decirle que mi llamada era para ver
que viniera estas navidades a pasarlas en casa, pero ya me anticipó que el ganado
no come turrón ni entiende de celebraciones, que el niño Jesús nació en un
pesebre y que como el pesebre lo tiene él en su casa que seamos nosotros los
que vallamos allí, que los niños se lo pasarán bien y que de nada ha de faltarnos y si llegamos a tiempo
le echamos una mano con la matanza y así
vemos también como trabaja su caballo.
Está cabreado porque
tiene las patatas a punto de grillar y que el banco de alimentos bien podía
comprar al productor directamente y no a las multinacionales que son las que
hacen el agosto a cuenta de los donantes. Me ha mandado una foto de su caballo
Asturcón trabajando en la finca, es un gran animal que desarrolla el trabajo de
un tractor, no apelmaza la tierra y además proporciona el estiércol con el que
luego abona la huerta.
Me despide con un hasta pronto que esperamos sea verdad, no
obstante me anticipa que está escribiendo un “cacho” libro con sus experiencias
y que me manda un borrador para que le dé mi opinión. Ya les contaré.
SEGÚN LIBORIO LAS TRUFAS SON PATATAS CON OTRO
EMBOLTORIO
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