Su silueta se dibuja en el contra luz de la ventana teniendo como fondo una
Barcelona iluminada por las luces navideñas, atisba el horizonte mientras su
mente juega en pretérito dando saltos por el calendario de los años, lo veo tranquilo,
su barba recortada se asemeja a la quilla del barco que otea vientos y previene
borrascas mientras en su bodega se acuna un cargamento delicado , simulo estar
dormido para que el centinela se retire a descansar, se inclina sobre mí, noto
su respiración cerca de la mía cuando intenta confirmar la ausencia de dolor, se retira sigiloso
evitando el ruido que produce su sillón al recostarse mientras la noche sigue
siendo eternamente medida por el goteo del reloj de agua que pende de la
cabecera de mi cama.
Al punto de la mañana le llega el relevo, comparten
novedades, el recién llegado nervudo siempre y nervioso ahora absorbe con
premura la situación, hoy será el día D. Pruebas indagaciones, controles y
consensos, determinaran que el tic tac de mi corazón a de corregirse
manualmente. El equipo médico ha dejado un tatuaje mas en este cuerpo mío que
envejece a base de acumular piezas de recambio, la culata de mi revolver tiene
otra muesca en mi lucha personal con la vida y aunque herido en la femoral como
torero en plaza de primera salgo aupado por las asistencias cual tarde de
alternativa, el revolcón ha sido espectacular, lacerada e inmovilizada mi
clavícula izquierda hacen de mi un D. Tancredo tumbado que empujado por las
asistencias se abre camino por los pasillos camino de la recuperación.
Mi centinela personal ha
hecho guardia en la puerta de la enfermería, me recibe con un olé que quiere
ser de ánimo ante la voltereta recibida, lo veo tranquilo e inquisidor, recopila detalles pide instrucciones y
asimila resultados, conociéndolo se que por dentro amaga nervios e
incertidumbres que no se permite exteriorizar, me recuerda que pese a mi
inclinación por el reciclase me han implantado una pieza original. Es el último
día del año esta tarde se anuncian las mujeres de la familia, espero a mi esposa
que sola en casa y con el susto en el cuerpo habrá tenido conversación con un
sillón vacío contestada solo por el eco de una casa sin sombra con la que
regañar ni consorte a quien alimentar.
Mis nietas han llegado a la hora de la cena y se toman tan a
pecho el darme de comer que me empanzonan
y me empapuzan cual pato para foie gras como si de ello dependiera el
levantarme antes de la cama, mi mujer trata de poner medida en la contienda pero
lejos de conseguirlo ríe el lance y me abandona cual victima obligada de tan
dulce infortunio. La noche se va cerrando y todo parece indicar que los
relojeros han trabajado bien, de seguir así mañana saldré del hospital, es el
ultimo día del año, a través de la ventana Barcelona estalla en mil colores y
yo desde mi cama contemplo de nuevo la silueta recortada de mi celador nocturno
al tiempo que una enfermera nos interrumpe para ofrecernos las uvas de la
suerte.
AÑO NUEVO Y VIDA NUEVA,
BUSCA EL SOL AUNQUE AHORA LLUEVA
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