Aquí estoy otra vez con el betijo puesto y las orejas torcidas, este virus mata sonrisas y también ilusiones , en la calle los adioses sustituyen a los saludos, las tahonas, figones y abrevaderos solo abren a media persiana, en las tiendas de ajuares y abalorios los maniquíes sin cabeza hacen tertulia y mis amigos y compañeros de actividades están desperdigados ramoneando por las aceras en busca de imposibles apriscos, los más osados juegan a la ruleta con el virus con la intención de que esta maldita pandemia no apague también el calor de la amistad y aunque todos tratamos de activar la imaginación el paso del tiempo agota las energías y enfría los ánimos .
En el ambulatorio ya no hay medico que te escuche, todo es telemático,
las consultas perdieron su vocación de confesionario, en los zaguanes el miedo
al virus te deja solo frente al pistolero del termómetro que te salva la vida
dejándote repostar el gel del Pilatos purificador, medimos los pasos con nuestro predecesor como soldaditos
en prácticas, la familia te llama pero no te visita, los vecinos te escuchan
pero no te ven, a las aceras les han nacido colas del racionamiento, las mascarillas de diseño se imponen a las de
falda tableada, los dentistas ya no saben a qué santo encomendarse y ronroneando
una vieja canción que habla de hacer un rosario con los dientes de marfil.
Cerca de mi casa me he
encontrado con Maria compañera del grupo de pintura, al verme la expresión ha
sido de sorpresa y alegría, hemos cambiado el abrazo espontaneo por un cloqueo de
codos inexcusablemente la conversación a derivado en nuestra afición común,
está desolada, duda de que a sus noventa y tres años pueda reanudar las clases después de esta maldita pandemia.
Para ella nuestro grupo era la abertura a un mundo que su radical sordera le
tiene vetado, nuestra compañía la hacía sentirse integrada en un plano de
igualdad y nuestras atenciones siempre especiales para con ella debido a su
edad le hacían sentirse protagonista cuando sus tizas alumbraban un nuevo
motivo a su inagotable imaginación, al despedirme lo hago con una pena infinita
este
virus también produce muertes colaterales.
SI EL APRISCO AGUANTA NI FRIO NI CALOR NI MANTA
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