martes, 17 de noviembre de 2020

EL ABUELO

 Se lo llevan ya los hijos

Con sus mudas y  trebejos

Mas que había el de hacer

Si están solo cuatro viejos

 

Aguantó más por los hijos

Pues todos han ido lejos

Y los años ya son muchos

Y los brazos ya van viejos

 

Tié las tierras abandonás

El huerto todo en barbecho

La tená pa que contarte

Si ya no tiene ni techo                                   

 

Las cochineras sin madres

Y en la cuadra ya no hay heno

Pues  las vacas al fin fueron

En camión al matadero

 

Y entelada está la jarcia

Pues las arañas tendieron

Sus tules en las ventanas

Queriendo filtrar el viento

 

¡Hay!  Gran casona de piedra

Dote de su casamiento

Paridera de zagales,

Y nidal  de su sustento

 

Echado quedó el cerrojo

             Y Ahogó en él su lamento

Recordando a su mujer

Ausente desde hace tiempo.

 

Llegado a la gran ciudad

Y roto el primer encuentro

Sus hijos no lo son ya

Son los padres de sus nietos.

 

Añora su lindo pueblo 

El de estorninos a cientos

Y el agua de su arroyuelo

Y su olor a menta intenso


El charlar con sus vecinos

A la fresca del verano

Recordando chascarrillos

Entre petaca y cigarro

 

Peregrina a cada hijo

Y a todos ve que molesta

Y escucha alguno que dijo:

Más que abuelo es una cesta

 

Que agradeces si está llena

Y vacía te molesta

Y no le encuentran rincón

Ni silla donde estar puesta

 

¿Donde dejaron sus hijos

Aquellas promesas hechas

Cuando le vieron sufrir

Al darse mal  la cosecha?

 

¿De qué sirvió el sacrificio

De darles a todos carrera

Si del tener hacen vicio

Y del amor la quimera?

  

Volvió la vista hacia atrás

Y ahogando en pena su alma

Pidió a Dios regresar ya

A la tierra  con  su amada

 

Se vio pronto en su sillón

Dormitando en la cancela

Su fiel perro, como no

A sus pies; lamió su pena

 

Y acariciando su lomo

Vagó su mente; serena

Y recordó casi todo

Más todo con cierta pena.

 

Durmió el sueño profundo

En su casa, en su hacienda

Cerrando el libro del mundo

Abrió el de la conciencia.

 

                    J. Hernández

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Este soy yo

Hace ya muchos años que las circunstancias me hicieron dejar Salamanca por motivos profesionales, instalándome en Barcelona. Añoro mis raíces y cuando vuelvo pueden encontrarme paseando solitario a primera hora de la mañana por las calles que tanta cultura han acogido. Salamanca sigue presente en mí.
Siempre he sentido la necesidad de comunicar mis sentimientos, por si lo que a mí me parece interesante a alguien le pareciera útil.
Joaquín Hernández
Salamanca/Barcelona