Cuando mi primo Manolo me regaló aquella corbata fue como adentrarme
en un mundo de adultos, yo la llevaba con nudo Windsor como don Juan en plaza
nueva presumiendo de primo potentado que se permitía el lujo de regalarme una
sin que su armario sufriera el más mínimo descalabro, recuerdo que tenía franjas
diagonales grises y verdosas era un tejido de suave franela y tacto algodonoso que
conjuntaba perfectamente con mi americana de
sport. Fue un acto solemne, debo
decir que estuve dándole guerra con la dichosa prenda durante mucho tiempo pero
él incapaz de valorar lo que representaba para mi presumir de una de sus
corbatas no fue consciente de la alegría que me supuso su regalo.
Ahora cuando destapo las dos grandes cajas que ocupan el
altillo de mi armario es como volver al pasado, a una época donde la corbata
era prenda obligada y tarjeta de presentación para cualquier entrevista,
combinar el traje con una buena corbata era poner la guinda al pastel de la
elegancia y por supuesto cambiar de corbata era obligado si querías mostrar el
dandismo obligado que marcaba la sociedad. La corbata a caído en desuso, ya
nadie utiliza el traje como prenda habitual para ir al trabajo ni luce corbata quien
presume de camisa, ni en las bodas siquiera se subasta la corbata del novio
porque se llegó al altar despechugado y solo la novia mantiene la liga en su
sitio para que los amigos del novio tengan excusa con la que mostrar su
pleitesía al dios Baco.
Debo tener más de cien corbatas de todos los colores y de
todos los motivos, flores, rayadas, lisas, a cuadros, con pájaros, navideñas,
otoñales etc.etc. a todas las mimo con dedicación de coleccionista pero siempre
recordaré aquella primera corbata que me regaló mi primo Manolo en un momento
en que llevar corbata era haber pasado el umbral de la pubertad. Ahora mis corbatas duermen en paz, la misma
paz que deseo para aquél mozo guapo, rico y envidiado que en su día hizo de la
plaza mayor de Salamanca el altavoz de su portentosa voz y el escenario de sus
conquistas y a este mequetrefe su más fiel seguidor. Manolo se quedó dormido,
espero que allí donde esté se escuche su versión de la “Plegaria” del maestro
Álvarez con el sentimiento de este cantor de su memoria.
LAS CORBATAS SIN NUDO
SON VELAS DE BARCO EN DIQUE SECO
J. Hernández
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