Los nuevos sistemas electrónicos los carga el diablo, volvamos al papel y al lápiz (asegurándonos que el lápiz no tenga un mina explosiva) de hacerlo así el mundo sería otro, los mensajes escritos en papel dejaran en la impronta de tu letra, tu estado ánimo, tu personalidad y sobre todo el dominio del lenguaje, la vida tomaría un ritmo más tranquilo, permitiría mirarnos a los ojos sin que mediara ninguna pantalla, volveríamos a ver cine en las grandes salas, socializaríamos mas y nuestros datos quedarían solo en el entorno familiar. Ahora dejamos un reguero de señales: donde compramos, donde nos solazamos, cuanto gastamos, en que lo gastamos y donde estamos en todo momento, la pérdida del móvil es una tragedia y no tener cobertura es como si nos cortaran el ombligo con el resto del mundo.
Decía mi abuela: no pierdas el fuelle si quieres hacer lumbre, era el tiempo en que el tendero del barrio hacía las cuentas de corrido en el papel de estraza, la calculadora era el lápiz, la romana lo pesaba todo, el Sr. Eladio (el carpintero) dibujaba a pulso el armario ropero, el hojalatero alargaba la vida de una cazuela con un remache y la fruta y verdura se compraba personalmente en el puesto del mercado, el trueque era habitual, el huerto nos daba comida y forraje para los animales y el cerdo y el gallinero eran nuestra despensa, nos calentábamos con leña y para llamar al vecino lo hacíamos con tres silbidos. Ya sé que todo esto suena a utopía, pero la realidad que estamos viviendo nos tiene que hacer reflexionar, hemos vendido nuestra privacidad cual borregos en aprisco, nos dejamos manipular sin alternativas y competimos por el último modelo de móvil el más sofisticado el más potente y unas prestaciones mejores que las del vecino, lo de la privacidad nos trae al pairo y por supuesto damos por descontado estar en manos de cualquier ser superior sin que nos importe que pueda disponer de nuestra vida su antojo y haga de su voluntad nuestro destino. Israel ha soltado al diablo, la inteligencia artificial está llamando a nuestra puerta y nosotros impávidos al desastre nos aferramos al móvil y medios electrónicos como salvavidas cuando en realidad son bombas de relojería y como con todo esto no despertamos la inteligencia artificial estará comenzando a ensayar nuestro requiem.
LO DIFICIL DE UN TRAPECIO ES SUJETARLO SIN CUERDAS
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Tiene a su disposición este espacio para sus comentarios y opiniones. Sea respetuoso con los demás