domingo, 21 de marzo de 2010

LA GENERACION DE LOS 70

Crecieron en la época de la transición, no pasaron grandes necesidades pero padecieron la presión social de tener que ser los mejores, ya que los medios puestos a su alcance parecían los más idóneos después de años de privaciones y falta de libertades. Les impusimos como modelos a triunfadores engominados a los cuales tenían que parecerse si querían presumir de estatus económico, les empujamos a entrar en la universidad despreciando la formación profesional por considerarla recurso de malos estudiantes, obligamos a la mujer a salir de casa para integrarse en el mercado laboral, les indujimos a la compra de un piso porque era desconocido el concepto de alquiler, les comprometimos a cambiar de coche cada poco tiempo por el buen tono social, les facilitamos créditos baratos que les endeudaron más y más y les metimos en el mercado común haciendo desaparecer las barreras arancelarias al mismo tiempo que desaparecía la peseta.

No nos dimos cuenta de que los triunfadores que les propusimos dejaban la moral por el camino, tampoco nos apercibimos de que si toda una generación hacia estudios superiores no habría trabajo en su especialidad, tampoco nos dimos cuenta que la compra de un piso representaba la necesidad de trabajar durante cuarenta años sin perder el empleo, no primamos el ahorro para fomentar el consumo, obligamos a la mujer a no tener hijos por la necesidad de dinero, tampoco intuimos que la inclusión en el mercado común permitiría el establecimiento de grandes multinacionales que arruinarían el pequeño comercio y con ello la desaparición de muchos puestos de trabajo, no valoramos que la producción de otros países con sistemas totalitarios haría imposible competir con ellos y nuestra industria se vería abocada al cierre.

No nos dimos cuenta de que la gran banca nos estaba manejando a su antojo haciendo rehenes a nuestros hijos y víctimas a nuestros nietos, no nos dimos cuenta de que las fichas de ese tablero estaban marcadas y pensando que éramos reyes resultó que sólo somos vasallos.

La generación de los 70, nacida para triunfar, ha quedado marcada por el paro, en medio de la nada y con la sensación de haber sido manipulada y exprimida hasta la saciedad; ahora, sin recursos para reemprender una nueva vida, se ve abocada a tomar soluciones traumáticas porque nadie había previsto la destrucción del sistema para el que habían sido preparados sólo para triunfar.

La generación de los setenta marcará un antes y un después en nuestro desarrollo económico y social en España, y mucho me temo que el cúmulo de rabia y de impotencia los lance a la calle clamando contra el sistema que los mantendrá sojuzgados durante muchos años.

2 comentarios:

  1. Amén.
    Lo positivo de la actual situación es que, las nuevas generaciones, sabrán que nunca hay que fiarse de las "balsas de aceite" regentadas por los humanos y hay que estar preparado.
    Al final, los denostados paisanos conservadores de nuestra tierra tendrán algo de razón.
    Si tienes un rato, pásate por la página del HOGAR CENTRO CASTELLANO Y LEONÉS en Facebook.
    Muchos saludos.
    Juan

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  2. Hubo gente que sabia lo que iba a pasar en este pais "democratico" pero los llamaban locos, reaccionarios, fachas y demas lindezas.Esa gente estaba alrededor de Don Blas Piñar y su partido Fuerza Nueva.
    Y si me apuras hace 70 años hubo una persona que advertia que llegaria el dia en el que tendriamos que ir por las regiones españolas con traductores. Ese hombre se llamaba Jose Antonio Primo de Rivera.

    el tema es que no os quisisteis dar cuenta de la que se nos venia encima con esta mierda de Borbon que es el culpable de todo.
    PATRIA PAN Y JUSTICIA. ARRIBA ESPAÑA

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Este soy yo

Hace ya muchos años que las circunstancias me hicieron dejar Salamanca por motivos profesionales, instalándome en Barcelona. Añoro mis raíces y cuando vuelvo pueden encontrarme paseando solitario a primera hora de la mañana por las calles que tanta cultura han acogido. Salamanca sigue presente en mí.
Siempre he sentido la necesidad de comunicar mis sentimientos, por si lo que a mí me parece interesante a alguien le pareciera útil.
Joaquín Hernández
Salamanca/Barcelona