La noticia nos sorprendió a todos: La Sagrada Familia estaba ardiendo. Hace muy pocos días visitando la Basílica me había dado la impresión de un lugar muy frio para el recogimiento y tan excesivamente comercializado que requería un importante ejercicio mental para reconocer que estábamos en un lugar de culto, grupos de los más diversos orígenes pululando por el entramado de columnas sin orden ni concierto, hileras de sillas plegables dispuestas como si de un espectáculo se tratara y carencia absoluta de cualquier símbolo de recogimiento llevan a la idea de que es una obra arquitectónica espectacular donde los simbolismos se entrecruzan de manera sorprendente pero que por admirarlos dejan en segundo plano la idea de para qué fueron concebidos. El genio Gaudí ensombrece cualquier atisbo de devoción que unido a su excesiva mercantilización hacen de la basílica el epicentro de una gigantesca hucha recaudatoria ante la cual declina cualquier otra finalidad.
Rematada la visita llegó la hora de la misa vespertina que como parroquia se celebra habitualmente en la cripta de la basílica, lugar este independiente del resto del monumento y que fue obra del primer arquitecto D. Francisco de Paula que se ocupó del proyecto inicialmente, la cripta que como tal es subterránea responde al ambiente para el que fue concebida; su estructura de piedra y maderas nobles imprimen al conjunto austeridad y recogimiento al tiempo que da cobijo a la sepultura de Gaudí que descansa al lado del presbiterio.
Esta es la cripta a la que prendió fuego un desequilibrado que con sólo un mechero y ganas de hacer daño nos dejó a todos perplejos ante lo incomprensible de la acción. Realizando la visita no parecía difícil cualquier atisbo de sabotaje y dada la repercusión que puede tener un acto vandálico en este emblemático enclave es de suponer que este primer intento sirva de aviso para tomar precauciones y más control de visitantes, no es de recibo que cada uno realice la visita a su libre albedrío como si estuviera en las ramblas o visitando la pedrera, lo más lógico es que guías oficiales del templo hagan seguir una ruta y a partir de ahora pensar también en los ascensores que ascienden a las distintas torres.
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Para conocer más a fondo la obra de la Sagrada Familia cabe recomendar visitar primero la Colonia Güell en Santa Coloma de Cervelló, fue en su iglesia donde ensayó Gaudí muchas de las formas y proyectos que luego trasladaría a la ahora Basílica de la Sagrada Familia, hay allí impresionantes trabajos de forja realizadas en las más impensables formas y aplicaciones y sobre todo ingeniosas maquetas con las que ensayaba compensaciones y equilibrios imposibles según los cánones del momento.
No me resisto a dejar de contar como en la visita con la junta de obras de la Colonia Güell me comentaron una anécdota curiosa: descubrieron que Gaudí también se equivocaba, las humedades se habían apoderado de las estancias anexas a la ermita por falta de ventilación y aquello en un genio como él era inconcebible pero por respeto a su imagen decidieron mantenerlo en secreto hasta que un obrero descubrió que debido a la acumulación de materiales en el exterior de la ermita se habían obstruido una especie de toberas destinadas a la aireación de las salas afectadas y una vez desatascadas éstas desaparecieron las humedades. Gaudí aun debe estar sonriendo.
POR EL HUMO SE SABE DONDE ESTÁ EL FALLO
Me gusta tu artículo, Joaquín. Hace un par de meses la estuve revisitando y saqué la misma impresión que tú. No sabía la anécdota de las toberas de la Colonia Güell, ¡muy buena!
ResponderEliminarJuan