El pueblo llano no acaba de entenderlo, acudió a la llamada y cumplió con su cometido, una vez más demostró estar por delante de sus dirigentes, siguió siendo crédulo pensando que esta vez sí, esta vez era la buena y esta vez era el momento de que su opinión iba a ser tenida en cuenta en el parlamento catalán.
El voto sobre la independencia de Cataluña se pidió calle por calle y barrio a barrio, se interpelaba a los transeúntes, se nos conminó a manifestar nuestra intención cada pocos tramos de acera, cada plaza, cada cruce, cada esquina, se nos hizo sentir responsables de nuestro propio destino.
Muchos ciudadanos se entregaron voluntariamente a la tarea de hacer que el pueblo se manifestara, los claramente independentistas no dudaban en manifestar su intención de voto y los radicalmente opuestos lo hacían pero con mas discreción, la gran mayoría sorteaban como podían a los componentes de las distintas mesas manifestando en algunos casos lo inútil de la campaña tratando de vencer la insistencia de los componentes de las mesas.
Los resultados reflejaron el sentir del pueblo catalán, los que votaron a favor de la independencia se mostraron satisfechos por el éxito de la campaña y los que no lo estaban tampoco les extrañó que el porcentaje de abstenciones llegara al ochenta por ciento aproximadamente.
Lo que nadie se esperaba es que los mismos políticos que apoyaron esta iniciativa ahora no quieran saber nada de ella; los mismos que hicieron campaña por el sí ahora dicen que no es el momento, los mismos que creyeron que el resto de España clamaría en contra de este sondeo son los que ahora al no poderse aplicar el papel de víctimas se han dado cuenta que estos resultados les dejan con el culo al aire y las vergüenzas al descubierto, el pueblo llano no da crédito ante la desfachatez de unos políticos que los dejan en la estacada y se desdicen de sus promesas.
Flaco favor por parte de los políticos que se ungieron en abanderados de la estrella independentista; esta salida en falso será positiva si con ello se demuestra la verdadera cara de la política donde prevalece siempre el interés de los partidos sobre el interés de los ciudadanos, donde jugar con sentimientos es una forma de manipulación y donde a veces la amenaza de un referéndum no es más que un amago para provocar el voto contrario.
Los resultados fueron los esperados, un 20 % de catalanes quieren la independencia el resto se muestra escéptico o en muchos de los casos totalmente en contra, los más valoran el precio a pagar y sopesan sus circunstancias.
¿QUE SE INVENTARÁN AHORA PARA TAPAR EL SAQUEO DEL PALAU?
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