miércoles, 15 de diciembre de 2010

LOS CIENTO CUARENTA AÑOS DE UNA BOTELLA REPUBLICANA


 Me sorprende en Barcelona el ciento cuarenta aniversario de una botella que sin que yo lo supiera marcaba diferencias en la España de Franco.

Aquel impresentable pareció aguijoneado por una avispa, había pedido una copa de sol y sombra (Mitad anís  y mitad coñac). Yo no había acabado de completar su petición cuando el energúmeno comenzó a soltar todo tipo de improperios y descalificaciones que yo no acertaba a comprender, sus acompañantes trataron de aplacarlo y cuando a duras penas lo consiguieron vació la copa  en el fregadero delante de mis narices. Mi error había sido servir “Anís del Mono” a un “secreta” perteneciente a la vieja guardia. Desde entonces tuve que aprender que aquella gente solo se le podía servir Anís Castellana porque era el anís de España según rezaba en la propaganda; el otro era de los rojos, porque estaba hecho en Badalona.

Ahora en tiempo de Navidad cuando alguien rasca el cristal de una botella de anís para acompañar un villancico no puedo por menos de recordar la destemplanza de aquel descerebrado que por un momento logró atemorizarme pero que con su brutalidad me dejó muy claro que el que tomaba anís del mono en aquella España de pos-guerra era rojo perdido y un mal español, pues los patriotas sólo tomaban anís Castellana mezclado con Soberano.

Lo curioso de la historia es que  el mono de Badalona ha sido adquirido por la familia Osborne lo que significa que el símbolo del toro tan perseguido a su vez por separatistas catalanes es la misma empresa que mantiene la tradición de una marca tan prestigiosa y arraigada en Cataluña como es su anís, del que ahora se celebra el ciento cuarenta aniversario, por tanto dos símbolos contrapuestos unidos con fines comerciales.

Ahora cuando alguno de  los que fueron héroes del deporte se están viendo perseguidos por la prensa y la opinión pública por consumo de estimulantes y te das cuenta que detrás de todo no hay otra cosa que intereses económicos y comerciales cabe pensar que son  símbolos recreados como imagen de nuestros ideales mientras en los despachos priman siempre los intereses económicos a cualquier otra consideración.

Ni el secreta de Salamanca era consciente de su manipulación, ni los separatistas catalanes podrían explicarse a sí mismos por qué atacan a la empresa que en definitiva mantiene su tradicional preparado, unos y otros estamos siendo utilizados por las grandes marcas, unas veces a favor y otras en contra, en el fondo no hemos cambiado mucho en ciento cuarenta años. 

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Este soy yo

Hace ya muchos años que las circunstancias me hicieron dejar Salamanca por motivos profesionales, instalándome en Barcelona. Añoro mis raíces y cuando vuelvo pueden encontrarme paseando solitario a primera hora de la mañana por las calles que tanta cultura han acogido. Salamanca sigue presente en mí.
Siempre he sentido la necesidad de comunicar mis sentimientos, por si lo que a mí me parece interesante a alguien le pareciera útil.
Joaquín Hernández
Salamanca/Barcelona