sábado, 23 de agosto de 2025

YO TAMBIÉN FUÍ BOMBERO TORERO

 

Frisando los años sesenta el fuego fue mi aliado, yo chulito con mi uniforme escaso y prieto, gorra terciada y botas de becerro diríase que retaba al fuego como torero en día de alternativa, cada mañana hacíamos el paseíllo  en aquella estepa camino de la plaza tiritando si no de miedo si de frio ya que siendo invierno y aunque nos embutíamos en calzoncillos pulgueros y camiseta de felpa, la faena en campo libre no tenía burladero donde guarecerte ni  tronera por la que tomar el olivo y allí en medio de la nada y tan solo con un mozo de estoques por testigo despachabas uno a uno aquellos morlacos aguantando sus estridentes bufidos, el chirriar de sus pezuñas y las torrenteras de queroseno que nos tragábamos a pecho descubierto .



Hicimos faenas maestras a la luz de la luna y también en  mañanas de niebla intensa, pero nada como esperar en la madrugada hasta recuperar algúcorniveleto extraviado o perdido entre la ventisca, escuchar su mugir en la distancia era el momento de ponernos en guardia, pues cabía suponer que desorientada la fiera y temerosa al haberse visto perdida podía haber desarrollado tendencia avalada por el instinto y no por su capacidad podría dar lugar a envestidas destempladas las que nunca podías estar seguro de poder templar y mandar y en algún caso terminaban por rematar con el pitón astillado o cercenado desde la cruz.


Llegamos a debutar en algunos carteles de la provincia, entre otros en Macotera que por ser pueblo  principal nos recibió lanzando sus campanas al toque  de arrebato entrando así a plaza llena  con fuegos que al no ser de los de varilla hubimos de torear con templanza aunque hemos de reconocer que faltos de sosiego ni aljibe donde reponer fuerzas hubimos de recurrir a medios menos caballerescos haciendo cuadrilla con gentes dispares y baldes heterogéneos. Es obligado decir que al final de la faena la salida fue a hombros y ante la ausencia o lugar donde relajar y cambiar de atuendo fuimos conducidos a una sima habilitada para otros fines y allí a la fresca y en penumbra en contraste con el calor sufrido fuimos obligados a reponer fuerzas con zumos de cuba propios de la zona, como preciado salario del que solo recuerdo el despertar a la mañana siguiente en el patio de cuadrillas bajo un jarreo de agua la algarabía de las asistencias.

Finalizado el compromiso y al paso de los años cuando ahora veo como los fuegos se extienden por nuestras piel de toro ante la falta de medios de prevención, me viene a la memoria los tiempos en que sin preparación ninguna aprendías de los veteranos las mil y una artimaña para librarte y prevenir situaciones complicadas y peligrosas entre hélices,  queroseno y con solo un triste extintor en la mano por toda herramienta. Ver quemar tu historia es enterrar tu pasado, pensar que tus recuerdos queden reducidos a cenizas no es fácil de superar, recordar las lágrimas de aquellos vecinos que lo fiaban todo a la llegada de aquellos mozalbetes vestidos de soldados aún hoy me emociona, con la certeza de que la situación vivida por ellos restó años de su vida

Hoy viendo escenas de vecinos defendiendo casas y pueblos con lo poco que tienen a mano he recordado escenas de hace más de cincuenta años, las mismas caras de desesperación, el mismo sobre esfuerzo de los mayores por salvar sus raíces y su medio de vida  y he recordado también como no aquellos a los que nadie  había preparado para jugarse la vida entre los aviones de una escuela de pilotos llamada MATACÁN   sin más indumentaria que un traje de dril , un extintor y una gorra visera como casco.

     MATACÁN: PLAZA DE PRIMERA CON ATALAJES DE TERCERA

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Este soy yo

Hace ya muchos años que las circunstancias me hicieron dejar Salamanca por motivos profesionales, instalándome en Barcelona. Añoro mis raíces y cuando vuelvo pueden encontrarme paseando solitario a primera hora de la mañana por las calles que tanta cultura han acogido. Salamanca sigue presente en mí.
Siempre he sentido la necesidad de comunicar mis sentimientos, por si lo que a mí me parece interesante a alguien le pareciera útil.
Joaquín Hernández
Salamanca/Barcelona