domingo, 1 de mayo de 2011

1º DE MAYO FIESTA DE LOS TRABAJADORES


Su marido había decidido subir al tejado en medio de la tormenta, el corte del suministro eléctrico por falta de pago lo tenía fuera de sí; su mujer y sus  hijos no merecían aquella humillación, se sentía como un padre inútil y fracasado, incapaz de sacar adelante a su familia. En medio de aquella rabia había decidido enganchar la acometida de la casa al tendido general que pasaba a sólo unos metros de la fachada. La faena podía acarrearle un serio disgusto pero estaba decidido a correr el riesgo; se encaramó hasta el poste, enganchó los cables que llevaba colgados del cuello y con ellos consiguió hacer el puente con el que hizo llegar la luz directamente a su hogar. El tiempo del paro se le había agotado y a pesar de sentirse joven y capaz no había manera de encontrar trabajo en ningún sitio y aquellas compañías sin escrúpulos no entendían de necesidades.

Ese fin de semana al menos podían cocinar y calentar el agua para bañar a los pequeños, el lunes ya se apañaría como pudiera para conseguir pagar los puñeteros recibos atrasados y mientras tanto rogaría a Dios para que un envidioso de mala leche no se le ocurriera denunciarlo a la empresa concesionaria.

Poco duró su desazón, a la mañana siguiente el vehículo de la compañía eléctrica se presentó delante de la casa, vio como un operario joven como él se encaramaba con una escalera al poste donde él había maniobrado en medio del aguacero, sacaba fotos y llenaba un boletín de denuncia. El joven marido balbuceó más que dijo alguna frase inconexa de disculpa por necesidad, el operario enfundado en su mono azul no atendía a razones cumplía con su trabajo y como tal le alargó el boletín de denuncia para que lo firmara con la advertencia de que si reincidía nunca más tendría suministro.

Se cruzaron sus miradas las mismas miradas que se habían encontrado meses antes  al bajar de la escalera, se reconocieron y un abrazo espontáneo los unió de manera incontrolada. Estaban celebrando la fiesta del primero de Mayo, la fiesta del trabajo o, mejor, la fiesta de los trabajadores, con el lema de unirse para sentirse más fuertes. Aquellos dos hombres aún jóvenes hacía tiempo, habían cumplido con la celebración cuando uno de los dos había decidido aquel fatídico día no cobrar pluses extras al hacer desaparecer el boletín de la denuncia.

OBJECIÓN DE CONCIENCIA DEBE EXISTIR EN TODAS LAS PROFESIONES

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Este soy yo

Hace ya muchos años que las circunstancias me hicieron dejar Salamanca por motivos profesionales, instalándome en Barcelona. Añoro mis raíces y cuando vuelvo pueden encontrarme paseando solitario a primera hora de la mañana por las calles que tanta cultura han acogido. Salamanca sigue presente en mí.
Siempre he sentido la necesidad de comunicar mis sentimientos, por si lo que a mí me parece interesante a alguien le pareciera útil.
Joaquín Hernández
Salamanca/Barcelona