martes, 10 de mayo de 2011

MEDIO DESNUDOS O MEDIO VESTIDOS

Barcelona no permitirá que vayamos medio desnudos por la calle, lo que no queda claro es quién o quiénes dictaminarán quién cumple las normas y quién no, si llevarán los agentes un medidor de larguras de falda o serán los mossos los que dictaminaran si los escotes son o no los apropiados, si se multará por enseñar el tanga o se impedirá la exhibición de desgarrados pantalones en cancelas de  intimidad o zonas de intrigante indiscreción. 
A este paso se impondrán  las palabras de D. Miguel, el cura de mi parroquia, cuando desde el púlpito impedía a las mujeres entrar sin medias en la iglesia hasta que una moza conocida le enseñó el liguero para demostrar que ya había medias sin costura o aquel otro conocido exceso de verborrea cuando llegó a decir que el obispo y él meterían mano por el excesivo escote de algunas descaradas feligresas. Y es que D. Miguel marcó estilo e impuso reglas que ahora parece vuelven a estar vigentes.
Lo malo en estos tiempos es que uno se ve medio desnudo de derechos o sólo medio vestido de dignidad cuando comprueba que alguien se erige sheriff y saltándose todas las leyes se presenta en casa de su enemigo hasta acabar con él y los demás lo acatan sin rechistar; medio desnudo se siente uno cuando el máximo tribunal de justicia español se muestra divido y enfrentado para dictar una sentencia que debería ser unánime y consensuada; semidesnudo  de sus partes traseras cuando escucha a estos políticos en precampaña hablar de recortes presupuestarios y paros encubiertos mientras ellos tienen unos ingresos de más de 200.000 Euros; semi vestido queda uno pero con el pinganillo al aire cuando escucha a los políticos que aún están en el cargo hablar de programas de futuro cuando no cumplieron los anteriores y el pinganillo se le queda a uno helado cuando se entera que al robar mucho se le llama comisión y al reparto de comisiones se le llama incentivos.  
Y uno de verdad se siente desnudo del todo cuando se da cuenta de que el mundo está  manipulado  por cien familias que nos manejan a su antojo montando chiringuitos  globalizantes  que no son más que desnudadores de opinión que los proclama árbitros de nuestra vida y jueces de sus disputas arropando sus propias vergüenzas amparados en nuestra desnudez mental y nuestros harapos cotidianos.
Ahora nos conformamos con que el Sheriff no equivoque el tiro aunque su ley del talión nos pase por encima, que los jueces juzguen a otros aunque sea para bien y que los políticos dejen algo en la caja después de cobrar sus comisiones mientras nosotros nos disputamos el pan del salario diario con los que ellos mismos obligaron a emigrar al ser expulsados de su tierra por la multinacional de turno. 

¿QUIEN  DECIDIÓ  QUE  TENÍAMOS  QUE  IR  VESTIDOS?

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Este soy yo

Hace ya muchos años que las circunstancias me hicieron dejar Salamanca por motivos profesionales, instalándome en Barcelona. Añoro mis raíces y cuando vuelvo pueden encontrarme paseando solitario a primera hora de la mañana por las calles que tanta cultura han acogido. Salamanca sigue presente en mí.
Siempre he sentido la necesidad de comunicar mis sentimientos, por si lo que a mí me parece interesante a alguien le pareciera útil.
Joaquín Hernández
Salamanca/Barcelona