En el reencuentro después de vacaciones
siempre hay ilusión de colegiales, un grupo de amigos que se reúne para
cantar no puede ser mala gente. Cantando es imposible pensar en otra cosa,
cantando aparcas los problemas, te sumerges en un mundo lleno de matices con la
única intención de conseguir el efecto armónico deseado; en ese momento el
mundo exterior no existe y la egolatría personal se diluye entre las voces de
los demás haciendo causa común para conseguir el fin deseado.
Es curioso el pequeño universo que nos
rodea, integrantes de muy distintas procedencias nos embarcamos en la aventura
de cantar en un idioma común una misa que recoge casi todas las tendencias
musicales de Hispano América y sin
quererlo nos introducimos en su cultura,
en sus raíces y en sus costumbres, cantando nos acercarnos a un continente, conocemos parte
de su historia, nos sentimos más
iguales, nos sentimos más unidos.
Nuestros políticos tendrían que
formar una masa coral con la obligación
de ofrecernos un recital a todos los ciudadanos, demostrando que trabajan por el bien común afinando actitudes y evitando
estridencias donde el idioma no sea arma arrojadiza destinada a separar y a
distinguir sino vehículo de unión entre
culturas y las culturas por el hecho de serlo respeten y asuman para enriquecimiento propio en lugar de rechazar
sistemáticamente todo lo ajeno como invasores de la propia identidad.
No es bueno el tratamiento que se le está
dando a la noticia de la inclusión del aranés como idioma oficial en Cataluña,
no es bueno ni para Cataluña ni para los catalanes que ven como se potencia el
anti-catalanismo de forma gratuita por la falta de tacto y la nula idoneidad
del momento, no puede ser bueno crear turbulencias propias en medio de la
tempestad que estamos padeciendo si no es para victimizarse y hacer que pasen
desapercibidas otras cuestiones mucho más inquietantes.
Los que nos convertimos en embajadores de
buena voluntad en nuestras respectivas autonomías no podemos tener que explicar
constantemente que en esta autonomía se puede vivir perfectamente en castellano,
que nuestros hijos y nietos lo dominan perfectamente junto con el catalán sin
menosprecio de ninguno y que a la capacidad del saber nadie le ha puesto
limites como no sean los de la propia autolimitación o la indisimulada cerrazón
rayando en desprecio de alguno de nuestros políticos.
HAY QUIEN SE EMPEÑA QUE DEL ORFEON CATALÁN
SÓLO SE RECUERDE AL ULTIMO MILLET SIN ENTRAR A VALORAR A QUIEN FUE SU FUNDADOR
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