martes, 2 de abril de 2013

HUELO A CAMPO


Huelo a campo, a leña de  encina a  jara y tomillo a barro de trochas pinadas y curvas huelo a  viento  de menta y romero a tronca de brezo y mata de espliego huelo a libertad de horas y tiempo, juego a ser salvaje horadando montañas sin más compañía que mi añoso bastón y un flaco morral hendido  de pliegues que guarda mi espalda con mil achiperres y en un agujero  la frugal andorga del pobre viajero  y allá en lo más alto en tocando el cielo una chabola con cuatro maderos  techado de escobas de ulagas y brezos y en medio de todo el  tubo torcido de aquel viejo humero que alienta  seguro el viejo brasero.

En llegando a la altura me atoro y me aquieto y espero nervioso pues todo es silencio y tal que me giro al hombro lo tengo, nervudo el abrazo nervudo y muy prieto abrazo de amigo cargado en silencio y no afloja el garfio no afloja y lo siento pues rompe mis ayes ahogando mi viento.

Está como siempre quizá más contento pues ya no está solo pues tuvo un encuentro y en encontrado los dos son un cuerpo; el uno es enjuto juncal  y despierto, la moza es morena negros sus ojos  limpio su acento; y es que en el rebufo de un tornado viento quiso que aquí amarrara la Rosa sin techo. Los dos suman cuatro pues dos arrapiezos veo en su regazo que fue esa la dote que vino con ella mas dos mantas viejas  trebejos y trapos, el resto de cosas quedó ahí abajo pues no tuvo fuerzas, no quiso  moverlas que allí fue su casa y allí fue el desahucio que faltó justicia que faltó trabajo y aquí están sus manos añosas de grietas más limpias y honestas que nunca hurtó nada tan solo trabajo y mucho destajo mas vino la lacra y al punto del alba tumbaron su puerta a golpe de mazo.

Estaribel mas que mesa y de bayón la silla inquieta, queso, miel y buena brasa sobremesa de brasero la de cartas sin cartero y esencias de azuela  y zacha cretonas en los cojines  y en el techo como crines hay morcillas ya sin grasa, del gancho pende  el zurrón y sin perder ocasión nos vimos prestos los dos a golpe de buen porrón a dar a viandas repaso resultando ser escaso el suministro aportado y no por mal calculado si no por mas repartido pues el instinto dormido de los zagales convino que tripa sin estrenar y garganta de dormido lo uno trae el roncar y lo otro de gaita tiene el sonido pues no existe muradal si antes no se ha comido y en comiendo cada cual expulse lo consumido que poco habrá de tarar el cuerpo que está dormido.

Y desandando el camino mis ojos se encortinaron dejando a los que dejaron en mi mente su destino, mas voy regando de piedras las trochas del recorrido por si el mazo del desahucio pone en mi puerta su sino.

EL DESAUCIO  REMACHA  LOS  GRILLETES  DE LA MISERIA

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Este soy yo

Hace ya muchos años que las circunstancias me hicieron dejar Salamanca por motivos profesionales, instalándome en Barcelona. Añoro mis raíces y cuando vuelvo pueden encontrarme paseando solitario a primera hora de la mañana por las calles que tanta cultura han acogido. Salamanca sigue presente en mí.
Siempre he sentido la necesidad de comunicar mis sentimientos, por si lo que a mí me parece interesante a alguien le pareciera útil.
Joaquín Hernández
Salamanca/Barcelona