La entrada pequeña y angosta pasa desapercibida, nada hace presagiar que estas ante un descubrimiento entre fantástico y sorpresivo, nada llama la atención tan solo unos cuantos vestigios en los alrededores hacen pensar que aquello puede ser una hurera, la entrada se estrecha aún más al transponer la abertura envuelto todo por un olor característico que confirma sin lugar a dudas que te estás adentrando en una guarida de bibliófilos impenitentes. El primer nivel no presenta grandes dificultades, el camino serpentea entre estalagmitas y alguna estalactita en formación sin que esto represente ningún obstáculo insalvable salvo que una distracción por tu parte pueda generar algún desprendimiento imprevisto, en este punto es conveniente asegurar bien cada zancada y evitar cualquier despiste que pueda presagiar el final de tu aventura
Adentrarte para llegar hasta la sima de los manuscritos es ya un ejercicio para especialistas, sortear los innumerables recovecos, sus muchas protuberancias y la tentación de gatear por sus paredes hasta llegar al altar de los dioses requiere paciencia y un minucioso proceso de investigación, nada en aquel santo sanctórum te es ajeno, una pared resquebrajada puede ser escondite, refugio o testimonio de un naufrago cuyos despojos arribaron hasta estas latitudes de la mano de algún temporal o una ventisca mal sobrevenida. Siguiendo la senda marcada te obligas a pasar acuclillado para seguir las prospecciones que se ocultan en el nivel más bajo y ya de esta guisa as de seguir varios tramos hasta intentar enderezarte ante el encuentro con un ser superior del que solo oíste hablar pero al que nunca pudiste estrechar la mano.
En este punto es posible que necesites reponer el aire de tus pulmones, los continuos devaneos por verlo todo habrán creado en ti una lógica sensación de agobio, en este punto será bueno que hagas un alto, no pierdas los nervios, la salida aunque obtusa en su forma deja siempre un soplo de aire fresco, trata de mantener la calma, no te precipites, asegura tu petate y olvídate de añadir más lastre a tu mochila, ya tendrás tiempo para una nueva visita, los que vienen detrás también tienen derecho a garrapiñar las maravillas allí acumuladas. Una vez has decidido abandonar la cueva no mires atrás, inicia la marcha con determinación, sigue el sendero marcado y no olvides en ningún momento que estás en un medio hostil que sin ser peligroso puede provocarte dependencia y un cierto desasosiego, camina firme y confiado, para lo que dejas atrás ya vendrás otro día.
Hoy por el precio de un desayuno y mi afición como espeleólogo de imprenta he descubierto la cueva de los manuscritos en el example de Barcelona, en sus profundidades duermen los testamentos vitales de muchos de los protagonistas de nuestra historia, hoy me llevo dos joyitas por el precio de un café.
LA HURERA FUE LA PRIMERA BIBLIOTECA ILUSTRADA
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