viernes, 10 de mayo de 2019

EL PAN NUESTRO DE CADA DIA


Yo no sé si a ustedes les pasa pero a mí me está saliendo una barriga que no parece mía, yo fui educado en la abstinencia y en la moderación a la hora de comer y siempre me crié como fideo en sopa de fraile, espelde que mantuve hasta bien entrados mis años y no pocos meses pues andando en patrona ya se sabe que el pellizco era ración y el agua multiplicadora de caldos y por ser estos ya tacaños en su esencia no dejaban color en servilleta ni sabor en el estomago y a puro buche mal había de correr la hebilla del cinturón hasta encontrar agujero donde posarse y a tantos agujeros hube de dar cobijo que hubo de sobrarme la cincha pues solo la hebilla cubriera el socavón bajo el costillar,  pero hube de dar con maestresa menesterosa y prodiga en buenos condumios para que la tabla de lavar se me rellenase y el ombligo tendiera a ocultarse como caracol en tiempo frio y se bien lo que digo pues detrás de una loma parece haberse ocultado cuando he de usar retrovisor para adivinar su guarida y acaso despalillar el entorno de su morada al tiento, que no siempre la pelusa es propicia al desalojo y por lo intrincado del entorno suele ocultarse en lo más profundo de su cueva que por tener repisas y salientes suele medrar en los entresijos de la roca colgada cual murciélago nocturno.

No veo manera de recuperar la esbeltez perdida, siempre se dijo que es de mal educados rechazar el primer plato pues das a pensar que esperas al segundo por ser este generalmente más sustancioso y de mejor condumio y bien rematas la sopa sin remilgos hasta las mismas  hilas del hondón te llegan los aromas del segundo que ni salido de horno segoviano fuera mejorado, alimento de cuna castellana aquella del barro de Pereruela donde un ajo y una hoja de laurel con un poquito de tomillo por encima y si usted quiere una ramita de romero dejan la carne que ni boda real lo igualara, añádase a esto buen postre y unos entrantes de principio para rematar con un cafetito y tres sopapos de siesta que más parecen apuestas de resistencia que minutos 
de relax.

Al paso de los días hacemos los mejores propósitos: a partir de mañana todo el mundo a régimen, pero la falta de testigos invalidan la apuesta y si bien es verdad que nos sentimos engañados por nosotros mismos no es menos verdad que siempre hubo absolución con el arrepentimiento y dado que la penitencia la llevamos encima no dejamos de fustigarnos añadiendo mas mortificación por nuestra culpa añadiendo el cilicio  que nos impide la flexión y nos martiriza e imposibilita recortar las uñas de los pies que más parecieran de gavilán si no fuera por el luto, con lo cual el sufrimiento es doble ya que el andar se hace dificultoso obligándonos a calzar holgado y tener los cordones por adorno y las babuchas como tabla de salvación. Hoy hemos caído en la cuenta que la culpa es de la bascula y es que hace años que no la hemos cambiado y la pobre debe andar llena de achaques, hemos decido jubilarla y como le tenemos tanto cariño prometemos no poner otra en su lugar para mantener vivo el recuerdo de su memoria.
                   YO NO PESO TANTO, SOLO HE ENCOGIDO

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Este soy yo

Hace ya muchos años que las circunstancias me hicieron dejar Salamanca por motivos profesionales, instalándome en Barcelona. Añoro mis raíces y cuando vuelvo pueden encontrarme paseando solitario a primera hora de la mañana por las calles que tanta cultura han acogido. Salamanca sigue presente en mí.
Siempre he sentido la necesidad de comunicar mis sentimientos, por si lo que a mí me parece interesante a alguien le pareciera útil.
Joaquín Hernández
Salamanca/Barcelona